NUEVA ETAPA. Millás afirmó ayer que la novela cerraba un ciclo vital y literario. / EFE
Cultura

Juan José Millás gana el Nacional de Narrativa por su novela 'El Mundo' El escritor que se obsesionó con las palabras gracias a la Enciclopedia Espasa

El autor, que ya consiguió el Planeta con esta obra, se muestra satisfecho porque «el relato ha funcionado bien comercialmente y además logra premios» Seix Barral lanza el 28 de octubre 'Los objetos nos llaman', su nuevo título Entre sus más de 20 títulos publicados, ha obtenido el Nadal, el Sésamo, el Planeta y el Primavera, entre otros premios y galardones

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El novelista y columnista Juan José Millás (Valencia, 1946) obtuvo ayer el Premio Nacional de Narrativa 2007 por su novela El mundo, con la que ya ganó en octubre pasado el premio Planeta. Concedido por el Ministerio de Cultura, el Nacional de Narrativa distingue a la mejor novela publicada el año anterior al fallo, tanto en castellano como en cualquiera de las lenguas cooficiales del Estado. El galardón está dotado con 20.000 euros.

«Es un relato que cierra una etapa personal y literaria», manifestó el escritor al saberse ganador de un premio que viene a engrosar una larga lista de ellos, como el Nadal, el Primavera o el Sésamo, entre otros. «Estoy contento por dos motivos: la novela ha funcionado desde el punto de vista comercial, y ahora se la reconocen méritos estrictamente literarios».

De claros tintes autobiográficos, El mundo recrea la infancia y adolescencia de un muchacho que vive en Valencia y que tiene que trasladarse a la capital con su familia. «No es una novela sociológica ni costumbrista», explicó Millás tras la concesión del Planeta. «He tratado de contar cómo interioricé ese cambio que supuso la marcha de Valencia a Madrid cuando tenía seis años. Fue un corte muy brusco. Salí de un paisaje con mar y lleno de luz y llegué a otro inhóspito y frío».

El miedo, la timidez, la inseguridad, las dudas, recorren una historia en donde el escritor evoca esas obsesiones tan suyas. «Un día, espiándome a mí mismo, me surgió la primera frase: Mi padre tenía un taller de aparatos de electromedicina. Recordé aquella escena como si la tuviera delante. Mi padre acababa de fabricar un bisturí eléctrico y lo estaba probando con un filete de vaca».

El pudor es dañino

Es la primera vez que Millás -hombre «extremadamente pudoroso»- se decide a hablar «sin tapujos» de su propia biografía. «El pudor es dañino; resulta estéril». A su juicio, en la vida del escritor -y de cualquier persona- hay momentos en que algo se rompe y que, pasado el tiempo, resulta necesario rehacer. «Después de recorrer medio planeta descubrí que el mundo, mi mundo, estaba en las calles de mi infancia».

La prosa le fue saliendo de manera fluida, circunstancia que le hizo desconfiar. «La dejé reposar un tiempo. No me fiaba. He-mos recibido una educación cristiana y esa educación te dice que la facilidad es sospechosa. Si no hay sufrimiento de por medio es porque algo va mal». El escritor, además, está doblemente de enhorabuena. El día 28 de octubre se pondrá a la venta Los objetos nos llaman. Según explica la editorial que lo publica, Seix Barral, en esta obra Millás ejerce como un «maestro de la distancia corta» en el que cada cuento «revela un misterio y provoca una pregunta». Inimitable mezcla de humor, de pánico, de ironía, en esa atmósfera entre realista y onírica que caracteriza la escritura de Millás. Entre sus relatos figuran mujeres grandes que sueñan con hombres diminutos, maniquíes que sudan, pollos que llegan desde el mercado a casa, pero que jamás aparecen en la mesa, mentiras que se convierten en realidades inexplicables o cerillas viejas que iluminan habitaciones antiguas. De origen humilde, este valenciano de nacimiento y madrileño de adopción se aficionó a la literatura cuando una tarde de infancia leyó el artículo Muerte en la Enciclopedia Espasa. Este diccionario le ha acompañó toda su vida - «lo leía como si fuese un cuento»-, y le ha servido de inspiración en varias obras y artículos. La muerte fue de nuevo protagonista de uno de sus trabajos más innovadores y arriesgados. Nos referimos al documental Autopsia, que emitió una televisión privada. Millás compartió jornada laboral con una médico forense y lo contó mediante unas imágenes que no escatimaban detalles. «Hubo un momento, cuando cogió la sierra, que me mareé, pero bebí un poco de agua y lo pude superar». Comenzó a estudiar Filosofía y Letras, una carrera que abandonó en el tercer curso. Posteriormente trabajó de marionetista, profesor, empleado de una entidad bancaria y administrativo de la compañía Iberia. Su primera obra, Cerbero son las sombras (1975), se alzó con el premio Sésamo. Dos años después apareció Visión del ahogado, una novela que entusiasmó a Juan García Hortelano y que le sirvió para introducirse en los círculos literarios. Entre sus más de veinte títulos destacan El desorden de tu nombre, Dos mujeres en Praga (Premio Primavera), El ojo de la cerradura y La soledad era esto (Premio Nadal). Su labor de columnista ha sido reconocida con el Premio Mariano de Cavia, el Francisco Cerecedo y el que concede la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

Presidido por el director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, el jurado estuvo formado, entre otros, por José Antonio Pascual, Euloxio Rodríguez, Arantza Urretabizkai, Antonio Gómez Rufo, José María Pozuelo, Ramiro Pinilla y Vicente Molina Foix. El pasado recayó en este último, quien lo obtuvo por su reconocida obra El abrecartas, una completísima recreación epistolar.