El ministro de Economía admite la dificultad de afrontar una situación de crisis global. / José Ramón Ladra
entrevista en exclusiva

Solbes: «2009 va a ser peor, no cabe la menor duda»

El vicepresidente económico, curtido en otras crisis, no recuerda una “tan compleja y de tal magnitud como ésta”

MADRID Actualizado: Guardar
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Sólo un tecnocráta como él podría afrontar una crisis histórica como ésta con una frialdad inusitada, acaso demasiada a juicio de sus críticos. Pedro Solbes, vicepresidente segundo y responsable económico del Gobierno, ha hecho de su credibilidad una virtud para que sus palabras, pese a no contener grandes remedios, transmitan una relativa tranquilidad.

¿Es la crisis más fuerte que se recuerda en varias décadas?

–La crisis del 29 siempre ha sido el paradigma de todas las crisis, pero, si hablamos desde la posguerra, seguramente no hemos tenido ninguna de la amplitud y complejidad de ésta.

¿Cómo hemos llegado a esto?

–Uno de los factores es la globalización. Cuando no había apertura de fronteras, cada país tenía menos posibilidades de crecimiento, pero también su riesgo de contagio por lo que sucedía fuera era menor. Ahora, con la globalización, todo ha cambiado.

¿Qué responsabilidad ha tenido la banca de inversión en la caída?

–Ha sido la ‘niña bonita’ del sistema financiero, capaz de hacerlo todo, pero faltaba regulación, sobre todo de calidad. Por eso se nos ha deshecho como un azucarillo en muy poco tiempo, aún siendo bancos importantísimos.

¿Hasta qué punto depende todo esto de una cuestión de confianza?

–Estamos viviendo, fundamentalmente, una crisis de confianza. No es un problema de carencia de recursos, porque existen. Lo que sucede es que la gente que tiene dinero se ha vuelto mucho más cauta, lo da en condiciones mucho más restrictivas y más a corto plazo, por temor a lo que sucede.

¿Y cómo se ha notado todo eso en España?

–A lo dicho hay que añadir el problema histórico de una construcción residencial excesiva, una inflación alta que tiene mucho que ver con el petróleo y un déficit exterior claramente elevado que perjudica la competitividad.

El Gobierno ha dibujado unas previsiones que ya han sido puestas en duda por muchas instituciones, incluido el Banco de España...

–Habíamos previsto crecer este año un 3,1%, porque partíamos de una tasa del 3,8 en 2007, y ahora la hemos rebajado al 1,6% por el bajón de la economía, pero casi nadie pensaba en una desaceleración de dos puntos a principios de año. Nuestro problema es que los Presupuestos se elaboran siempre con las cifras básicas que tenemos a principios del verano.

–El PP les pide por eso que retiren los Presupuestos y hagan otros...

–Hay que trabajar con las cuentas actuales y ser conscientes de que si hay desviaciones habrá que tomarlas en cuenta y, si es necesario, tomar medidas en la fase de ejecución presupuestaria, pero no ahora. En caso contrario, tendríamos que haber presentados dos o tres Presupuestos en el último mes y medio.

–Hasta ahora estimaban que la recuperación empezaría a mediados de 2009. Vista la agudización de la crisis, ¿retrasan ya ese inicio?

–La sensación que tenemos es que 2009 va a ser peor que este año; no cabe la menor duda. Es muy posible que el primer semestre sea peor que el segundo... siempre que los precios del petróleo no nos den un gran disgusto y que la situación financiera empiece a recuperarse algo. Siendo así, lo normal es que a partir del próximo verano veamos las cosas algo mejor.

–Y si hablásemos de tener un crecimiento claro y positivo...

–Es difícil saberlo, pero hay muchos organismos internacionales que hablan más del 2010 que del 2009, tomando el año en su conjunto. Si decisiones como la bajada de tipos del BCE tranquilizan el sector financiero, podemos ser más optimistas. Por el contrario, si hay factores negativos nuevos, ciertas estimaciones ya no serán tan pesimistas. En economía, las hipótesis pueden cambiar.

–Hablemos del fondo para sanear bancos. Dice que no tendrá costes añadidos, pero al elevar la deuda el Estado pagará más intereses...

–En primer lugar, no se trata de un fondo para sanear a las entidades financieras, cuya solvencia no está en entredicho. En cuanto a su operativa, es cierto que pagaremos más intereses, pero al subastarse los activos que compraremos cubriremos los mínimos de la emisión más los costes de la transacción.

–¿Cree que Bruselas les pondrá algún veto?

–Confío en que no, porque vamos a hacerlo de tal forma que no haya la menor duda de que no es una ayuda pública... porque no lo es.

–¿Los mercados están ahora en condiciones de colocar subastas de ese tipo?

–Por el fallo de mercado que se está produciendo, las entidades no pueden colocar emisiones. Este fondo suplirá de manera temporal a ese mercado sólo con activos de la máxima calidad.

–¿Teme que este plan rebaje más la calificación de nuestra deuda?

–El riesgo está ahí, pero por eso insistimos en que sólo se comprarán activos de primera calidad.

–Usted ha dicho que el Estado no intervendría en el mercado, pero algunos interpretan que este plan lo hace.

–No vamos a salvar empresas ni dar dinero a compañías concretas; eso lo mantenemos. Otra cosa es este plan, de acogida voluntaria, por lo que la intervención en el sistema financiero es mínima.

–¿Cuál será el beneficio concreto que obtendrá el contribuyente?

–Es complejo. Creemos que al quitar a las entidades parte de sus cargas, volverán a su actividad normal de inversión y créditos.

–¿Y cómo conseguirán que las entidades no desvíen esos recursos?

–No podemos decirles como gestionar el dinero que reciban, pero nos han trasmitido que no irán a hipotecas ni a reducir deuda.

–¿Cuánto durará el fondo?

–En principio, hasta que se agote. A partir de ahí, hay varias fórmulas para prorrogarlo. Veo más problemas para ampliarlo (por encima de los 30.000 millones) por el impacto que tendría una emisión de deuda tan grande, pero si tiene éxito nos lo podríamos plantear.

–¿En qué plazo cree que el mercado notará los primeros efectos?

–Esa es la pregunta del millón, porque el plan exige un proceso de tramitación, incluido el permiso de Bruselas... hay que ser realistas. A mí me gustaría que se notara algo en 2008, pero es difícil.