Cartas

Estos romanos se han vuelto locos

Me imagino que tendrán conocimiento de que el Gobierno de España tiene previsto reducir los presupuestos globales dedicados a Sanidad en 3600 millones de euros, algo así como 600.000 millones de pesetas, 0,6 billones.

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Esto me parece muy fuerte, y lo vamos a padecer todos los españoles. Va a haber reducción de plantillas en los centros sanitarios, disminución del número de camas hospitalarias disponibles, disminuirá la construcción de hospitales, y la población española, que va envejeciendo a marchas galopantes y que cada vez necesita más recursos sanitarios, no va a poder ser mínimamente bien atendida si se mantienen esos planes económicos.

No nos engañemos: con reducción de la financiación no puede mejorar la calidad asistencial, y lo que no tengo claro tampoco es que esa calidad la podamos mantener. Pero esto parece que no es lo importante ahora mismo para los legisladores y administradores de los asuntos públicos: hay otras cosas en qué preocuparse: el desarrollo de una ley de muerte digna en Andalucía, la modificación de la ley del aborto que lo haga posible prácticamente a demanda, la financiación autonómica, o si los catalanes y los vascos quieren o no ser españoles y hasta qué punto.

Esta medida nos va a afectar ya a todos, y si no se toman resoluciones concretas por parte de la sociedad hay muchos que pensamos que sus repercusiones van a ser funestas.

Entiendo que lo prioritario en la vida social es que existan sanitarios competentes que puedan atender adecuadamente en todo momento a cada persona que enferme. Por contra, otros derechos me parecen bastante más secundarios, y si no se tiene salud o vida no sirven de nada poseer otra cosas materiales.

Da la impresión de que actualmente lo que hay que hacer es sólo sobrevivir, dejar pasar tiempo, y ya vendrán épocas mejores.

Pero esto tiene el peligro de que dentro de unos años, cuando lleguen esos mejores períodos, se habrá producido tal deterioro en la sanidad que costará mucho trabajo remontarla y volverla al mismo nivel actual.

Y ese deterioro habrá producido costes personales enormes a los sanitarios y a los pacientes.

No estamos hablando de ir o no de vacaciones al extranjero, ni de comer o no mariscos tres veces por semana, o simplemente en alguna ocasión especial. Me refiero a algo mucho más personal e intransferible que el DNI; hablo de la salud de la gente, de la de cada uno, de la suya y la mía, y de que nos van a quitar legalmente las posibilidades de conservarla, aunque nos estén diciendo que no pasa nada, o que quien lo deseé puede realizarse un cambio físico de sexo.

Ya lo decía Astérix: estos romanos se han vuelto locos. Pues algo parecido parece que le está ocurriendo en nuestros gobernantes, tanto a nivel nacional como mirando más de cerca.

Astérix tenía una poción mágica que les fortalecía para vencer a los romanos: a nosotros nos van a quitar los medios de ganarle terreno a la muerte, a la enfermedad y al sufrimiento.

No podemos quedarnos impasibles.

Su salud, y quizás su vida, dependan de ello.

Doctor Isidoro Cobo Moreno. (Neumólogo). Cádiz fe de errOres I El pasado día 27 de julio apareció publicado en el periódico de LA VOZ, por error, que Jorge Calduch era el dueño del bar Solano, en el que se encuentra la peña barcelonista Migueli. En su lugar, debería haber aparecido que Jorge Calduch es uno de los socios fundadores y el único, entre ellos, de origen catalán.