SU CIUDAD. La Virgen del Rosario procesionó por las calles del Casco Antiguo con motivo de su festividad acompañada de numeroso público. / A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

Más de cuatro siglos fieles a la Señora

Las calles del casco antiguo se llenaron para ver el paso de la Virgen del Rosario que este año, como gran novedad, ha cambiado su recorrido

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Las nubes que aparecieron durante el día provocaron temor entre los devotos. Después de la lluvia que empapó la imagen durante la festividad del Corpus Christi el pasado mes de junio, nadie quería verla de nuevo envuelta entre plásticos. Pero el cielo respetó su fiesta, y la Virgen del Rosario salió a la calle para encontrarse con todos los gaditanos.

A las 18.30 horas, el templo de la iglesia de Santo Domingo se abrió para que la cruz conventual se situase bajo el dintel del templo. Detrás, los fieles a la Patrona de Cádiz que esperaban su momento de introducirse en el cortejo en los bancos de la iglesia, mientras que el prior del convento, el padre Pascual Saturio, explicaba cómo iba formándose la procesión.

En el patio del edificio, las hermandades y cofradías de Cádiz -de penitencia y de gloria- se formaban tras sus guiones. Desde la primera hermandad que se fundó, la Orden Tercera de Servitas, hasta la última, la Hermandad de Nuestra Señora Madre del Buen Pastor.

Sin embargo, en esta ocasión no asistieron a la procesión la hermandad de la Borriquita y del Santo Entierro. Ambas cofradías están actualmente dirigidas por un comisario, a falta de una junta de gobierno. En el caso de la primera cofradía, el comisario se nombró tras el enfrentamiento de las dos candidaturas que se habían presentado al cabildo de elecciones. En Santo Entierro, tras convocar el cabildo, las candidaturas no garantizaban estabilidad en la hermandad. Tampoco participó en el cortejo la cofradía de Buena Muerte.

Preparación de la salida

La archicofradía del Rosario ocupó su lugar en la procesión, muy próxima a la imagen de la Virgen. Encabezada por su presidenta, Pilar Márquez, fueron muchos los hermanos que quisieron estar presente en este día tan señalado.

Menos numerosa fue la representación del Consejo de Hermandades y Cofradías, encabezada por el presidente, Miguel García; y acompañado por el asesor jurídico Martín José García; el delegado de Formación, Diego Troncoso; y el nuevo delegado de prensa, Francisco José Ramírez Dopazo. Curiosamente, la Virgen del Rosario es, además, la patrona de la Permanente.

Tras ellos, el subdelegado de Defensa, el capitán de navío Joaquín Arcusa y los miembros de la Corporación municipal, representados por los concejales José Macías, Jesús Tey y Clara Posada. También fue numerosa la presencia de los seminaristas que se forman en San Bartolomé, en la calle Santiago, que precedían a los miembros del Cabildo Catedral -el padre Óscar Esparragosa y el padre José Carlos Muñoz-.

Ellos fueron los últimos en salir de la iglesia de Santo Domingo mientras que la cuadrilla dirigida Juan José Pidré Moreno y David Martín Santana comenzaba a realizar la maniobra para bajar el paso del presbiterio y situarlo frente a la puerta del templo. A las 19 horas, las campanas del convento anunciaban la salida de la Virgen del Rosario, mientras que la banda de música Julián Cerdán de Sanlúcar de Barrameda interpretaba el himno de España.

Tras una difícil maniobra -las dimensiones del paso provoca que los candelabros rozasen con la puerta- la cuadrilla de cargadores Nuestra Señora del Rosario emprendió el caminar de la Virgen por las calles de Cádiz con la marcha Virgen del Rosario, y para bajar la cuesta de Santo Domingo, Coronación de la Macarena.

Por otro camino

La procesión de la Virgen del Rosario contaba como principal novedad el cambio de recorrido. Un andamio en la calle Cristóbal Colón obligó a la archicofradía a cambiar el recorrido y continuar por la calle Nueva hasta llegar a San Francisco. Desde allí, y acompañada por numeroso público, el cortejo continuó hacia la izquierda por la calle Sánchez Barcaiztegui y la calle Manzanares, ya que esta el único camino posible para llegar a la plaza de la Catedral por la calle Cobos.

Mientras que los devotos se seguían agolpándose en las calles, la agrupación musical Hermanos Cirineos, continuaba abriendo el cortejo para llegar, a las 20.30 horas a la plaza de San Juan de Dios. Sin embargo, la imagen de la Virgen aún se encontraba por Manzanares.

La lentitud del cortejo y los cortes entre las hermandades fue una de las notas negativas de la procesión de alabanza a la Virgen del Rosario. A la salida, a su paso por la plaza de San Juan Dios, la procesión se quedó ausente de representación de hermandades en varias ocasiones. Ésta fue una de las causas por las que el público estaba más atento a un globo que estaba volando por el cielo.

Y ya adentrados en el barrio de Santa María, el antiguo hermano mayor de Sanidad, José Ramón Zamora, comunicó al fiscal de la archicofradía del Rosario que el próximo año, la hermandad podría dejar de formar parte del cortejo.

Antes de llegar a la iglesia de Santo Domingo, la Virgen del Rosario fue recibida con una petalada en la calle Sopranis, realizada desde la casa de hermandad de la Sagrada Cena. Cuando las agujas del reloj ya habían pasado de las diez de la noche, la cuadrilla de la Patrona procedía a entrar el paso en la iglesia de Santo Domingo, tras realizar los últimos metros de procesión sólo con el sonido de los tambores.

Un año más, y ya van más de 400, la Virgen del Rosario bendijo a sus hijos y los protegió bajo su manto.

mhuguet@lavozdigital.es