ABANDONO. Alonso se lamenta tras bajar de su coche. / AFP
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Un fallo en su Renault relega a Alonso a la decimoquinta posición de la parrilla de salida

Una avería en la bomba de la gasolina le deja tirado en Singapur cuando estaba en los mejores tiempos del año Massa se hace con la 'pole' por delante de Lewis Hamilton

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Después de tantos años en la cúspide, de tantas muescas en el disco duro de su vida, a Fernando Alonso le siguen sorprendiendo la repercusión de sus actos. Hablaba ayer con periodistas ingleses sobre unas declaraciones respecto a las chicanes que se saltó Hamilton y aún utilizaba su antiguo discurso, tan viejo como la tos, aquello de «como soy doble campeón del mundo, todo se magnifica y se saca de contexto...». Sucede que los gestos espontáneos, los de primera mano, retratan a las personas y por ahí sigue asomando en Alonso ese personaje indomable, competitivo mil por mil, siempre presto a ganar cualquier partida. Ayer volvió a mostrarse tal y como es.

Sucedió en los primeros kilómetros de la segunda ronda eliminatoria en Singapur. Venía enchufado el asturiano, cabalgando sobre el optimismo del quinto puesto en la primera contrarreloj y en el fin de semana que pintaba potente. Primero el viernes y también el sábado en los libres mañaneros. Sobrevolaba sobre los tizones negros de una temporada para olvidar. Y ya soñaba despierto con la partitura del pasado: la pelea por la pole, la primera línea, la segunda al menos, el dulce elixir del podio o la victoria.

Pensaba en todo eso cuando dimitió la bomba de la gasolina. Al decir de las voces autorizadas en el taller de Renault, «como si se quema una bombilla y apaga toda la casa». Y surgió del coche el deportista que no se conforma, que hace virtud de la tenacidad. Los pilotos abandonan las carreras como llegan las estrellas del celuloide a la alfombra roja del Dorothy Chandler Pavillion. Saltan del coche, se acicalan para la foto y mecánicamente, en una lección aprendida, levantan la mano y saludan al público.

Alonso se bajó del Renault y hubiera estrangulado a un elefante con los guantes. Pareció una ballena herida de muerte por un arpón. Se retorció sobre su lomo, maldijo su suerte con las manos en la cabeza y gritó exasperado a la luna de Singapur. Una plegaria salvaje, de aspecto primitivo que sirve para acercar a Alonso al aficionado. Como cuando celebró por todo lo alto el gol de Fernando Torres en la final de la Eurocopa o movió Roma con Santiago para que los pilotos de Fórmula 1 guardasen un minuto de silencio en Valencia por las víctimas del accidente de Barajas.

La exaltación del momento venía marcada por un ejercicio de lectura fácil. El Renault de Piquet había sido eliminado (saldrá decimosexto), mientras el coche de Alonso estaba en los registros punteros. ¿Conclusión? La diferencia la marca el piloto en este circuito donde las manos pueden rebajar décimas. La jugada le salía perfecta al ovetense, hasta que se disparó el fusible o lo que fuese de la bomba de la gasolina.

Tres de tres para Massa

La pole recayó en el especialista a una vuelta y dudoso propietario del coche de referencia. Felipe Massa fue el mejor en Singapur y ha convertido este año los circuitos urbanos en su cortijo privado. También alcanzó el primer puesto el sábado en Mónaco y Valencia. En su quinta pole del año, el brasileño de Ferrari frenó las ambiciones de Hamilton, del que le separa un punto y que venía embalado en las últimas carreras. «El coche estuvo perfecto y yo pude hacer una vuelta perfecta», dijo Massa.

Lewis Hamilton fue décimo en la segunda ronda, y se salvó por los pelos. En la última y definitiva parte de la calificación, Massa se impuso de nuevo en sus dos intentos de vuelta rápida, demostrando que Hamilton, que fue segundo, tiene un gran rival en la carrera y en la lucha por el título mundial.

El futuro

El circuito estaba abarrotado de gente que quería espectáculo nocturno. Gente por todas partes, las tribunas llenas, y un ambiente que a veces hasta agobiaba. Bernie Ecclestone quiere a toda costa que los Grandes Premios de Asia se celebren en el mismo horario que los europeos, y eso significa que hará falta luz artificial. No importa que estemos pasando por una época en la que es necesario el ahorro de combustible, de luz, de todo En la F1 todo está permitido.

Aquí parece que el tema ecológico se olvida. El iluminar un circuito durante los tres días que dura un Gran Premio, más todas las pruebas realizadas con anterioridad, da para pagar los recibos de la luz de todos los equipos durante la temporada. Pero habrá que acostumbrarse, ya que el año que viene seguro que Malasia, Japón y China se hacen de noche.