Gracias a ellos tres

Rafa Nadal, con su cuerpo de goma y su cara de campeón asiático de los pesos medios, ha salido a hombros de la plaza de Las Ventas después de derrotar al norteamericano Andy Roddick y José Tomás ha salido a hombros de la Monumental de Barcelona después de indultar a un toro. En un poco más de tiempo, ya que los ciclistas necesitan muchas tardes triunfales, Alberto Contador se ha proclamado campeón, después de darse una Vuelta por España. Contador, que ya le ganó a un maldito cavernoma, es como un sarmiento de Extremadura, pero también es el único compatriota que además ha ganado el Tour de Francia y el Giro de Italia. Se equivocan quienes creen que son éstas cosas menores, pero hay gente tan frívola que no comprende la dimensión social del deporte.

Gracias a estos tres muchachos, surgidos del puro pueblo, no estamos pensando siempre en hipotecas ni en zodiacos funestos.

Ni considerando cómo serán el corazón y la cabeza de esos terroristas que aspiran a matar a sus paisanos de la Ertzaintza para engrandecer a su país.