AYUDA. Isabel junto a su marido antes de ser trasladada al centro de día. / C. O.
Jerez

«No estamos dispuestos a que las palabras se las lleve el viento»

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a vida de Isabel es una de esas historias que encogen el corazón. Padece Alzheimer y Parkinson y desde hace años su familia y su vecina Antonia se desviven en que no le falte de nada. Todas las mañanas, a las diez, vienen a recogerla para llevarla al centro de día. «Su marido y yo la bajamos muy despacio y con muchas dificultades», asegura Antonia Hidalgo. Viven en la tercera planta de la calle Juan Pecador y la falta de ascensor «ya nos pesa y mucho». Además, «en los pisos, al estar el cuarto de baño en la planta de arriaba hay que hacer malabares para asearla», y ello sin contar con que Antonia también tiene problemas de salud que le están empezando a pasar factura. «Cada vez somos más mayores y no tenemos casas en condiciones para poder vivir. Isabel tiene que tener un piso con su cuarto de baño adaptado y con ascensor para que pudiéramos bajarla sin problemas o sin riesgo de que alguno de nosotros nos caigamos. La alcaldesa nos prometió los pisos y eso es lo que le pedimos. No estamos dispuestos a que las palabras se las lleve el viento», sentencia Antonia.