MOSTO. El acto de la pisa de la uva duró escasamente tres cuartos de hora. / TAMARA SÁNCHEZ
Jerez

Jerez recibe el nuevo mosto por todo lo alto

La pisa de la uva dio ayer el pistoletazo de salida oficial a dos semanas de fiestas en las calles de la ciudad marcadas por una programación más austera que otros años

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Dicen que en época de vacas flacas es mejor apretarse el cinturón y recortar gastos innecesarios. Y eso es lo que parece que han querido hacer desde el Ayuntamiento jerezano con las Fiestas de Otoño, ya que este año parece que se han ajustado a un plan de ahorro que muchos no logran encontrar del todo equilibrado. Un claro ejemplo de esta austeridad que envuelve a la programación diseñada para esta edición fue el acto de la pisa de la uva que se celebró ayer.

Después de ocho años, este acontecimiento volvió a las puertas de la Catedral, un lugar que pretendía devolverle la esencia a este ritual que da la bienvenida al primer mosto del año como símbolo de la renovación de una ciudad que mira al futuro con muchos frentes abiertos. A pesar de que el acto prometía y que muchos jerezanos decidieron trasladarse hasta los aledaños de la Catedral para ver en primera persona la pisa de la uva, éste fue corto y dejó un sabor de boca agridulce a los allí congregados. En apenas tres cuartos de hora se acabó todo.

Acostumbrados a que el acto de la pisa de la uva había tenido en sus últimas ediciones montajes muy preparados donde el flamenco y el vino se cogían de la mano, sorprendió que en esta ocasión cada uno de estos soportes de la cultura jerezana parecieron ir por separado. Nada de cuadros flamencos, de pantallas grandes a ambos lados del lagar, nada de representaciones teatrales o de fuegos artificiales, ni siquiera estaba la alcaldesa de la ciudad, Pilar Sánchez, presente en el acto. En esta ocasión sólo había uvas, un grupo de jóvenes vestidos de vendimiadores que portaban los cestos con los racimos (no sin ciertas dificultades ya que a algunos de ellos les pesaba demasiado el cesto con el que tuvieron que aguantar el tipo más de media hora), la cuadrilla que iba a llevar a cabo la pisa de la uva (de Beam Global), la Banda Municipal de Música y la Orquesta Joaquín Villatoro, perteneciente ésta última al Conservatorio Profesional de Música de Jerez.

Eso sí, el párroco de San Salvador y San Dionisio, el padre José Luis Repeto, volvió a ser el encargado de bendecir la uva y el primer mosto del año en la ciudad.

El maestro de ceremonias de este año fue el periodista Andrés Cañados, quien fuera pregonero de la Semana Santa de 2007, que explicó paso por paso todo aquello que iba a suceder a las puertas de la Catedral, con un breve y conciso discurso. Con los primeros acordes de de una de las obras de Johann Sebastian Bach, los vendimiadores procedieron a trasladar la uva al lagar, para que cuatro pisadores comenzasen a dejar entrever las primeras gotas de mosto. Cuando el grifo se abrió y el caldo comenzó a caer, los aplausos dieron paso a el repicar de las campañas y a la apertura de decenas de jaulas donde aguardaban impacientes palomas que retomaron su libertad.

El acto concluyó con el himno de Andalucía y venenciadores repartiendo a quienes lo quería capas de jerez. «De aquí este primer mosto se trasladará al Consejo Regulador del Vino», explicaba Andrés Cañadas mientras que se daba el pistoletazo de salida de forma oficial a las dos semanas de fiesta que quedan por delante (aunque la Fiesta de la Buleria ya se haya celebrado).

Así las cosas, cuando el evento se dio por finalizado, los cerca de 5.000 jerezanos y turistas que se congregaban junto a la Catedral comenzaron a ocupar los bares de las zonas más próximos ya que a las 13.30 horas el calor apretaba de forma importante. Mientras, algunos comentaban entre risas que los cambios en la pisa de la uva llevan a la conclusión de que este año «parece que sólo el mosto ha logrado sobrevivir a la crisis».

braguilar@lavozdigital.es