Opinion

Empate en la recta final

Los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama y John McCain llegan a la víspera de sus respectivas nominaciones con un sorprendente empate en las encuestas tras una agotadora campaña que en el caso del aspirante demócrata ha cargado con el peso extra de competir contra Hillary Clinton hasta el último instante. A Obama le quedan pocos meses para convencer a los electores de que puede vencer al republicano John Mc Cain y cambiar el rostro de los Estados Unidos, pero el partido republicano sigue teniendo posibilidades de mantener la presidencia, a pesar de la bajísima popularidad de George Bush y del consenso generalizado de que ha realizado una de las peores gestiones políticas de la reciente historia norteamericana. A John McCain, su perfil de héroe militar y su dilatada experiencia en el Senado le convierten en un peligroso adversario que no suscita rechazo en ningún segmento de la sociedad americana, al tiempo que le prestan un considerable atractivo sobre los votantes independientes y los republicanos conservadores para quienes se ha convertido en un referente en delicadas cuestiones del terreno de la moral. Con todo, su escasa especialización en cuestiones económicas y un peligroso acercamiento a desacreditadas posiciones de George Bush en política exterior y de seguridad constituyen importantes puntos débiles de su candidatura que su avanzada edad no ayuda a amortiguar.

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Barack Obama se ha convertido en un fenómeno político con una oratoria, estética y estilo que han revolucionado la política norteamericana ayudando a recuperar, en buena medida, la imagen global de EE UU y a encarnar la esperanza del sueño americano, como hicieron Martin Luther King y John F. Kennedy, cuya herencia revindica el candidato afroamericano. Sin embargo, su dificultad para conectar con determinados segmentos de votantes demócratas está lastrando su despegue en las encuestas y parece haberle aconsejado ahora optar por un candidato a vicepresidente blanco, experimentado y a punto de jubilación, para recortar la distancia con que le contemplan los blancos de clase baja, los latinos o los miembros de la tercera edad. Obama goza de la confianza de las clases mas ilustradas, de la gran mayoría de los jóvenes y de los afroamericanos, pero, por paradójico que parezca, la elección de Joe Biden en su ticket, además de implicar el reconocimiento de que sus puntos débiles son la política exterior y la falta de experienci,a podría neutralizar el mensaje del cambio que tanta popularidad le han reportado. Con todo, su gran reto una vez salvados todos los obstáculos será evitar la tentación de plantear las elecciones como un referéndum sobre su persona y su capacidad para ser presidente en lugar de cómo una gran oportunidad para que el país pase página de los ocho años de Bush afrontando el gran cambio del siglo XXI.