La Policía analiza las bombas de Málaga

Los cálculos se han realizado a partir del único de los tres artefactos que no estalló, el localizado sobre las tres de la tarde en las cercanías del kilómetro 232 de la A-7, debajo de un puente, junto a la desembocadura del río Guadalhorce. La bomba pudo ser desactivada y recuperada y su carga se aproxima a los dos kilos.

Los artificieros, a la vista de la magnitud y características de las otras dos explosiones, consideran que tanto la bomba que estalló en la playa de Guadalmar (Málaga) como la del puerto deportivo de Benalmádena podían estar confeccionadas con menor cantidad de amonal.

Las pesquisas policiales se centran en el artefacto recuperado para averiguar la razón por la que no estalló a la hora prevista y para ver si aporta algún indicio sobre el comando etarra que cometió los atentados.

Será importante comparar los elementos de la bomba con los utilizados el 29 de julio pasado por los terroristas que hicieron estallar otro artefacto en Torremolinos, ya que los autores podrían ser los mismos.

Los investigadores rastrean también la presencia de huellas dactilares o ADN e investigan el temporizador, que desvelará si el artefacto fue colocado horas antes de su localización o si el comando programó la explosión hace días o semanas.

Otro elemento que se investiga es la llamada telefónica que avisó de la colocación de las tres bombas, con especial interés por averiguar el lugar desde dónde se hizo.

Mientras todos los partidos españoles reiteraron la condena de los atentados, el Gobierno británico avisó ayer a los ciudadanos que pretendan viajar a España que «permanezcan vigilantes» porque, aunque el Gobierno español toma amplias medidas de protección, existe una «alta amenaza terrorista» y es posible que ETA, de forma directa o indirecta, trastoque sus vacaciones.