Mengual, junto a Fuentes. /REUTERS
SINCRONIZADA

Andrea Fuentes, la sombra y el mejor apoyo de Mengual

Asume que Gemma acapare todo el protagonismo y, en silencio, trabaja a destajo para que su idolatrada amiga se cuelgue al fin una medalla olímpica

PEKÍN Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Andrea Fuentes tiene algo en su voz que entusiasma. Es justo la vitalidad que necesita Gemma Mengual en natación sincronizada, que fija a un año vista, en el Mundial de Roma, su jubilación prematura. Pero antes toca quitarse la espinita de los Juegos, el único gran acontecimiento en donde nuestra sirena más bella no se ha colgado medalla. En Pekín aspira a dos y uno de ellos ya se lo ha colgado.

Mengual ha encontrado en Fuentes el complemento ideal a su sensacional nado. Le fue muy bien con Paola Tirados, pero se creyó oportuno un cambio de pareja para Gemma. Y ahí apareció Andrea, tarraconense de 25 años, todo potencia y esplendor. Vive a la sombra de Mengual, pero jamás ha reclamado más cuota de pantalla.

Entiende que Gemma es única y el resto sólo puede venerarla. No le inquieta que su compañera se lleve todas las flores, al contrario. Trata de disfrutar al máximo a su vera y todavía mantiene intacto ese cosquilleo cuando salta a la piscina en el ejercicio de dúo.

"Andrea, aprovecha que tienes a una estrella a tu lado"

«Justamente lo pensaba antes de salir a competir, ha sido lo último que se me ha pasado por la cabeza. "Andrea, aprovecha que tienes a una estrella a tu lado", me he dicho», explica emocionada justo después de su debut en los Juegos Olímpicos de Pekín.

En su vida sólo concibe el éxito. Series en el agua, sesiones de pesas en el gimnasio, ejercicios de baile en seco y en mojado y vídeo para corregir y perfeccionar movimientos, un deber básico para estar siempre al máximo nivel. Todo tiene que salir bien en un deporte en donde se mira con lupa hasta el más minúsculo de los detalles. «He tenido muy claro lo que quería, lo he dejado todo por esto y nunca he luchado tanto en la vida por algo. Todo, lo he dado todo. Horas extras, sesiones de video, hacer ejercicios de flexibilidad por mi cuenta...», relata Andrea, que comparte con su hermana Tina la afición por este arte.

Andrea, a la que le gusta la Filosofía, sólo encuentra piropos para Mengual. A veces tiene que pellizcarse para ver hasta dónde ha llegado, pero mantiene la cabeza muy bien amueblada: «Doy gracias de nadar al lado de Gemma. No me gusta mitificar a nadie, pero para mí es un honor estar con ella. Intento aprender lo máximo para cuando se vaya Mengual enseñar yo a las que vienen por debajo».

Cuidar hasta el más mínimo detalle

Tiene a la mejor maestra. Mengual nada y las otras miran. Gemma, sensacional en todo lo que hace, asesora continuamente a su amiga para que las rusas se vayan preocupando cada día más con la sincro española. «Me da muchos consejos. Tiene un talento natural único. El resto de humanos hemos de conseguir lo que ella logra con el talento trabajando mucho más. Yo siempre me fijo en cómo lo hace, le pregunto sus métodos, con qué hace fuerza, con qué se equilibra...".

Y ahí aprendes muchísimo observando cómo nada», dice la enérgica Fuentes. Hay un pero al nadar al lado de Mengual. Gemma es excelente y si las otras fallan el ejercicio «canta». Sin embargo, Andrea ve aquí un estímulo para mejorar más si cabe. Le gusta la máxima presión. «Si saliera con ese miedo sería perjudicial. Hay que tener confianza, creer», sostiene.

«Eso sí, voy cuidando hasta el más mínimo detalle para que no se me note inferior y hasta ahora creo que me ha ido bien», presume. Ha hecho un hueco en su casa de Esplugas del Llobregat para colocar las dos medallas a las que aspira. Le falta saber el color, aunque admite que lo más sensato es la plata. «A Gemma no le queda otra oportunidad», recuerda.

«Tengo que estar a tope para poner el broche a su carrera». Es la compañera ideal.