Los hombres de Zarrías

No se pierdan la exposición de Philip Plisson organizada por el Consorcio del Bicentenario de las Cortes de Cádiz que se inauguró esta semana en la plaza de la Catedral. La muestra Vivir el mar recoge fotografías espectaculares pero, todo hay que decirlo, no hay que olvidar que en Cádiz hay más de un profesional de la cámara que nada tiene que envidiar al famoso fotógrafo. A la inauguración de la exposición no faltaron ni los que estaban de vacaciones, como el delegado del Gobierno, Juan Antonio Gómez Periñán, que suspendió su descanso estival para no perderse la foto con el consejero Gaspar Zarrías, que eso da muchos puntos después dentro del partido. Allí estuvieron delegados provinciales, como Brenes o Daniel Vázquez, quien coincidió en terno con el de Zarrías (color crema veraniego, debe de ser que están de rebaja en la Junta). Lo mejor fue que los medios sacaron buena tajada informativa, cosa que no viene nada mal, porque –ya lo sabemos quienes trabajamos en esto– en verano la cosa está cortita. De hecho, no sé como pedir que me acorten la crónica porque en agosto los políticos no dan para mucho y el que no está de vacaciones, está sin mover ficha. Bueno, a lo que iba, que me disperso. Resulta que en la inauguración de la exposición hubo dos improvisadas ruedas de prensa. Por un lado Zarrías escoltado por los suyos y, por otro, Teófila Martínez, a la que también acompañaron al acto varios concejales de su equipo de Gobierno. Lo que menos importaba era la exposición. Cada uno vendió lo suyo y todos contentos.

BUSCANDO ADEPTOS

La imagen que se han perdido los medios. Eduardo de la Pascua (ex candidato a la alcaldía de Cádiz por el CDL) y Manuel Pérez Fabra (ex concejal del Partido Andalucista en Cádiz) con las bolsas de la compra, como verdaderos amos de su casa. Ocurrió hace una semana, cuando recogían firmas para el manifiesto por la lengua que apoya el que es ahora su partido, Unión Progreso y Democracia, para más señas el partido de Rosa Díez, ex diputada socialista, con el que dicen van a presentarse a las próximas elecciones municipales. Lo hicieron en los alrededores del mercado y no tuvieron más remedio que sostener las bolsas a las señoras que se interesaron en apoyar el manifiesto. ¡Lo que hay que hacer por conseguir adeptos! En la primera tacada, 600 firmas. No está nada mal. Dicen que entre ellas hay socialistas descontentos y peperos desconcertados.

A LAS DEL TAPPER

No vean la de llamadas que he recibido de amigas esperando que organice un tapper-sex en casa, después de lo que conté la semana pasada sobre el éxito que había tenido la furgoneta del Tele-Condón en un chalé de Roche, donde la representante vendió cerca de 1.400 euros entre 22 señoras ansiosas por conocer los secretos de la nueva gama de artículos eróticos. Creo que los periódicos se lo deberían de pensar y, en vez de tanto marketing de pulseritas, cuenquitos, vasitos o cruces, dispararían sus ventas con una buena campaña de artículos eróticos. Se debería de empezar regalando con la compra de un ejemplar de periódico un manual, porque me cuentan que para hacer funcionar a más de un aparatito de esos hace falta llevar años montando muebles de Ikea. Una vez con el manual (por favor que no haya que reunir cupones) habría que empezar regalando bolas chinas, que dicen que se están perdiendo como las buenas tradiciones. No sé, que los genios estos del marketing piensen. En épocas de crisis hay que echar a volar la imaginación.

ZONA DE APARCAMIENTOS EN URGENCIAS

No estaría mal que el nuevo hospital que va a construirse en Puntales contase con una zona de aparcamientos en urgencias, de modo que quienes tengan que acudir a este servicio puedan dejar sus vehículos y no desesperarse buscando aparcamiento. El otro día me cuentan que llegó una embarazada a punto de dar a luz a la que el marido tuvo que dejar a las puertas de Urgencias mientras buscaba estacionamiento. La chica estuvo bien atendida por el personal sanitario que, ante la tardanza del marido, debió pensar que se había fugado. Coincidió con el concierto de OT y no había manera de encontrar ni siquiera una plaza de aparcamiento, por lo que tuvo que dejar el coche en la quinta puñeta. El hombre llegó asustado y sudoroso después de media hora de dar vueltas temiéndo haberse perdido el mejor momento de su vida, el nacimiento de su hijo. Menos mal que todo fue una falsa alarma y el bebé prefirió esperar mejor momento.