PAN Y CIRCO

Héroes o villanos

Eran otros tiempos. Uno empezaba a iniciarse en esto de seguir los deportes y uno de los que le parecía más atractivo era, sin duda, el ciclismo. Eso de ver la variedad de finales de etapa, unas que se resolvían al sprint, otras de montaña... me resultaba de lo más divertido.

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Eran los tiempos de José María García rezando cada vez que tenía que bajar los puertos en el coche de Antena 3 Radio, del inigualable e insustituible Javier Ares metiéndonos en vena la pasión por las dos ruedas, del recordado Luis Ocaña haciendo magisterio radiofónico diario tanto en la Vuelta a España como en el Tour de Francia.

Eran los tiempos en los que un grandísimo escalador segoviano comenzaba a ganarse a pecho aquel apodo de El loco de los Pirineos, después de dejarse la clavícula en un descenso tan desequilibrado como su propio sobrenombre, de Angelito Arroyo, los tiempos cuando los españoles nos conformábamos con estar en el podio.

Pero un día eso cambió. El loco segoviano arrasó en una ronda gala, pero su incontestable triunfo ya comenzó a levantar sospechas por la presencia de determinadas sustancias. Poco tiempo después ese peculiar corredor le entregaba un sobre a un ruso que le echó un buen cable bajando los puertos de la Sierra de Madrid. Con Pantani, algunos pensamos que volvían los grandes escaladores. Lástima que su cabeza nos estuviera a la altura de sus piernas.

Pero luego llegó lo peor. La operación Puerto y sus daños colaterales y tres victorias españolas consecutivas en el Tour. Eso sí, la primera por la imprudencia de un tal Landis y la segunda por la imprudencia de un tal Rasmussen, aunque aquella fue con la carrera todavía en curso. Los héroes pueden terminar convirtiéndose en villanos. Quiero creer que Sastre es de los primeros. Por él, y por la memoria de su cuñado El Chaba Jiménez.