La popularidad de Alan García flaquea pese a la bonanza económica de Perú

Alan Gabriel Ludwing García Pérez llegó al poder por primera vez en 1985. Tenía 35 años y se convertía así en el mandatario más joven de la historia peruana, seduciendo al 90% de la ciudadanía. Cinco años después, abandonaba el cargo completamente desprestigiado a causa de errores económicos que dejaron al país en la bancarrota, una hiperinflación de más del 7.500%, y a la mitad de los 27 millones de peruanos en la pobreza.

Contra muchos pronósticos y reservas, 16 años después levantó el vuelo haciendo su particular 'mea culpa'. Llegó a confesar que el poder lo «mareó» y anunció que «tenía una cita con la historia para resarcir sus errores del pasado».

Métodos neoliberales

Más maduro, el 'Goliat' (mide 1,92 metros) del APRA llegó con la lección aprendida y en los dos primeros años de los cinco que establece la Carta Magna, las cifras macroeconómicas hablan por sí solas: el PIB creció el 8,9% en 2007 y el 7% en 2006, y se estima que en 2008 superaría el 8%.

García ha aplicado métodos neoliberales para mantener una alta tasa de crecimiento y una inflación controlada en índices muy bajos, sobre el 5,7%, la menor del continente suramericano. Su gobierno logró que la consultora Fitch y la calificadora de riesgo Standard Poor's destacaran al país por su grado de inversión.

Paradójicamente este reconocimiento internacional no tiene paralelismo internamente, donde las encuestas de opinión le son adversas por la subida del precio de los alimentos y el temor a verse afectados por la inflación.

El último sondeo, realizado en julio por la empresa Ipsos Apoyo, le dio un 26 % de apoyo, cuatro puntos menos que en junio; es decir, casi un 70 % de los peruanos lo desaprueban.

Sus adversarios tampoco se callan. El líder nacionalista, Ollanta Humala, su rival en las elecciones presidenciales de 2006, aseguró que «Alan García no ha logrado convencer a los peruanos». Tampoco respalda su gestión su predecesor, el ex presidente Alejandro Toledo.