MITO. El brasileño está considerado uno de los músicos más influyentes del siglo XX en América. / LA VOZ
Cultura

«Soy versátil porque soy demasiado limitado»

La leyenda de la música brasileña llega mañana a Cádiz para actuar en el Castillo de San Sebastián

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El concierto de Caetano Veloso (Santo Amaro da Purificaçao; Ba-hía; 1942) mañana en Cádiz se sitúa a la cabeza de cuantos han paseado, por los escenarios de la provincia, a relevantes nombres de la música popular contemporánea. De hecho, se puede decir que compartiendo trascendencia con aquel lejano de Prince en la capital en 1993 y el más reciente de Bob Dylan en Jerez -ambos bastante desmitificadores, por cierto-, la visita del músico brasileño pone sobre las tablas del Castillo de San Sebastián a un excepcional artista cuya aportación ha enriquecido y transformado realmente el devenir de la música popular de las últimas décadas.

Huyendo de los peligrosos superlativos, se puede decir que la trayectoria de Caetano Veloso debe ser contemplada como un engrasado sincretismo de tradición y modernidad, impulsado por una visión transversal de la música en particular y del arte en general. Las conexiones políticas y sociales de su figura terminan de conformar un perfil distintivo, plasmado en una admirable discografía cargada de hitos que acaba de comenzar a relanzarse en cuatro cofres con cuarenta discos en total, más algunos añadidos conteniendo rarezas, agrupados cronológicamente bajo el título de Quarenta anos Caetanos (Universal; 2008). Un lujo.

En plena forma

Caetano llega a Cádiz en un óptimo estado creativo, argumentado en trabajos de la presente década como Cê (2006) o Noites do Norte (2000). Menos prolífico pero igualmente preciso e inspirado. También entusiasmado por su visita: «Voy a Cádiz porque recibí una invitación. He estado muchas veces en Andalucía pero, curiosamente, nunca estuve en Cádiz. Estoy excitado con la idea porque mi hijo Moreno siempre me habla de Cádiz con mucho entusiasmo. Así llego a Cádiz. Interrumpo un proyecto de canciones nuevas con la banda del disco Cê en Río para esa gira de un mes por Europa».

El formato en solitario - voz y guitarra - con el que nos visita no es nuevo para el músico brasileño. De hecho, se ha preocupado por fomentarlo con la intención de subrayar el papel de su maravillosa voz a la vez que de diseñar un espacio más íntimo que lo aproxime a la audiencia. Un posicionamiento escénico en el que, lógicamente, también es palpable el rol que juega la versatilidad como motor de un prisma creativo que salta del enfoque autoral al mundo de la versión con pasmosa facilidad: «Hice Fina Estampa (1994) diez años antes de hacer A foreign Sound (2004) (dos discos de versiones). Los discos más autorales que hice en los últimos tiempos son Circuladô, Livro, Noites do Norte y Cê. Soy así de versátil porque soy demasiado limitado y personal. Mi voz, mis armonías sencillas, mis palabras un tanto inusuales, todo ello se oye aunque yo cante una balada de Irving Berlin. No obstante he de decir que cantar da más placer que componer canciones. Y si canto las de otros me siento simplemente cantando. Si son mías, todavía resta algo de composición, de trabajo. Sin embargo, en estos conciertos canto sobre todo canciones mías, casi la totalidad del repertorio».

Tanto en un caso como en otro subyace el espíritu ecléctico y permeable del tropicalismo, un movimiento al amparo del cual el nombre de Caetano sacudió a finales de los años 60, junto a otros pesos pesados como Gilberto Gil, Gal Costa u Os Mutantes, los cimientos de la música popular brasileña con un gesto refrescante e instigador: «Siempre digo que lo que me llevó al tropicalismo me trae hasta aquí. El espíritu que animó al tropicalismo sobrevive en mí mientras yo sobreviva y sobrevivirá a mí en otros. Es el deseo de libertad y autenticidad».

Además de la música

Un ansia de independencia tan consciente como intuitivo que también late en la responsabilidad social de su obra como rasgo de identidad. Ese posicionamiento social por parte del artista no parece ser estrictamente necesario para Caetano, para quien el músico puede existir «sin que explicite nada de ello ni siquiera para sí mismo. De mi parte, soy muy explícito en todo. Pero muchos de los artistas que más admiro no presentan formulaciones intelectuales. Para empezar por João Gilberto, pero sin olvidar a Thelonious Monk, Chet Baker, Amália Rodrigues o Camarón de La Isla».

Caetano es un artista que mira bastante más allá del instrumento, el estudio, el escenario o la partitura. La comunicación de la música popular con otras expresiones artísticas ya fue tratada en su espléndida autobiografía Verdad tropical (Salamandra; 2004). A vueltas con el tema, a Caetano no le parece extraño que la música popular siga teniendo un peso social inferior al de otras formas como la literatura o el cine, más apoyadas desde los poderes públicos y mejor atendidas mediaticamente hablando mientras que el pop se sigue ubicando más cerca del entretenimiento que de las secciones culturales: «No me parece raro que sea así pues la música popular produjo una industria enorme y -al contrario del cine- es de fácil ejecución. Uno puede sacar una guitarra y componer canciones que pueden grabarse y difundirse en escala amplia. Lo que me parece curioso es que los directores de cine tienen un acompañamiento crítico más serio que cualquiera autor de canciones. O al menos ha sido así hasta hace poco tiempo».

Hijo, relevo y cómplice

Con un pasado como el suyo, resulta tentador dejarse llevar por la añoranza y la revisión permanente. Sin embargo, otro de los focos de interés de Caetano parece estar relacionado a la conexión de su trabajo con las nuevas generaciones de públicos y creadores, representadas, en cierta forma, por su hijo Moreno Veloso: «Hay jóvenes que conocen mis cosas nuevas y van a buscar la viejas y al fin entienden todo. Vienen a los conciertos y hablan con propiedad sobre el asunto. No son una mayoría, ni una masa multitudinaria, pero para mí ya es mucho. En cuanto a Moreno, creo que su trabajo con su grupo +2 es refinado e inteligente. Tengo mucho orgullo de Moreno y de sus amigos, con quienes colaboro mucho. Él produjo mi álbum Cê y producirá el nuevo disco en que Pedro Sá (uno de sus amigos) y yo estamos trabajando. Futurismo (2007) es realmente uno de los mejores discos que hay. La canción Agua no sale de mi cabeza». Un lugar privilegiado donde hoy por hoy también queda espacio para los discos de TV On the Radio, Radiohead o la joven Roberta Sá.

En cierta ocasión, otro grande, João Gilberto, dijo que lo que hacía Caetano Veloso era acompañar la música con el pensamiento. Un forma de explicar como la crítica se incrusta en su propio trabajo musical. Es justamente esa capacidad crítica (con los demás pero, sobre todo, consigo mismo) la que ha oxigenado su discurso hasta la fecha, permitiendo que Caetano Veloso y su música lleguen en 2008 a Cádiz en un óptimo estado de ternura y lucidez.