Artículos

La huella genital

Afortunadamente la preparación de los etarras está por los suelos, seguramente porque también estudian en el sistema LOGSE, y encima lo hacen en la ikastola, así que el nivelito es de pena.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La planificación del acto terrorista comienza con una reunión en la nave abandonada de un colega afín y para aclararse las ideas nada mejor que apimplarse con un barril de cerveza, ya saben como es esta gente a la hora de trasegar, allí la medida equivalente a la litrona es el barril. Eso consigue activar su única neurona hábil y entonces a Ander y a Iker se les ocurre la genialidad de convertir el mencionado barril de cerveza, ya vacío, en una bomba.

Dicho y hecho, se pasa a la fase de fabricación, pero entre las ganas de mear que da la cerveza y el coloconcillo propio de tal ingesta, se les olvida ponerse los guantes, de modo que cuando colocan la bomba en su sitio el barril tiene mas huellas dactilares que los cristales traseros de un coche lleno de niños.

Total que como con el colocón no consiguen que la bomba explote, cuando llegan los agentes de la Guardia Civil y le pasan la brochita al barril -¿bote del Euromillón!- están los deditos de la promoción completa de etarras de la ikastola mas cercana.

Pero la poli piensa que faltan los deditos del jefe, así que espera, gran virtud policial esta de la paciencia. Posteriormente en otro atentado, queman malamente el coche empleado y cuando la policía pasa la brocha -¿Eureka!- otra huella de otro dedito, el de Arantxa o Iratzun, que como es la única que está buena de toda la promoción, porque la verdad es que el look kale borroka de las Nekane echa pá tras a cualquiera, la pasma llega a una conclusión que nunca ha fallado desde que trincaron a Alí Babá: la mas buena de la pandi siempre es la novia del jefe, que a su vez lo es porque fue el único que terminó la Secundaria, y éste de vez en cuando, como cualquier mortal, no puede aguantarse las ganas.