TRIBUNA

Papá Estado, 'Santa María'

Papá y mamá, con seguridad los conceptos más gratificantes y de mayor uso en la historia del ser humano. Cuando se disocian de su entorno natural, el familiar lógicamente, dichos conceptos se prostituyen. Eso es lo que ocurre cuando se asocia al Estado el concepto de 'papá'. Por eso decía Adam Smith en 1776 que lo mejor es dejar que los individuos se las arreglen solos, sin que la enorme mano del Estado oriente sus actos. Esta filosofía política constituye la base intelectual de la economía de mercado y de la sociedad libre en general. Los individuos se mueven por el interés personal y la 'mano invisible' en que consiste el mercado lleva a este interés personal a promover el bienestar económico general.

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En una economía de mercado las empresas son responsables de sus éxitos y de sus fracasos. De igual forma que los beneficios empresariales son privativos de quienes lo generan, no se puede pretender la socialización de las pérdidas. Ahora en plena crisis, los sectores afectados demandan fondos públicos para sobrevivir y lo que es peor, guarecerse al cobijo de la Administración. Y el Gobierno, cuya máxima pretensión es evitar en lo posible el desgaste político al precio que sea, la ola de procedimientos concursales en marcha y los que vienen, supone la excusa para intervenir y hacer ver a la opinión pública su diligencia ante la situación de adversidad que padece la economía española. Comenzaron los problemas por las inmobiliarias, siguieron los transportistas, avisaron del deterioro los fabricantes de automóviles y ahora hacen su aparición en escena las compañías aéreas. Sí el Gobierno entra en la dinámica paternalista, la arbitrariedad permanente terminará por instalarse como algo natural. Así, el Gobierno manifestó, antes de las Elecciones, su disposición a la utilización el ICO para amortiguar los efectos del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, sin embargo, ahora, y con buen criterio, manifiesta su oposición a ello con el argumento de que los impuestos que pagan los ciudadanos no deben usarse para resolver problemas empresariales que tienen y deben tener una consideración estrictamente privada, lo contrario sería hacer un uso inadecuado de los recursos públicos. Además, sería imposible intervenir de esa forma todas las empresas que entran en situación de crisis, apareciendo ineludiblemente la arbitrariedad de la Administración en las soluciones conflictivas por el mero hecho de que los recursos son limitados. Si no que se lo pregunten a más de un constructor del Marco de Jerez, el por que la Junta de Andalucía decide la intervención en una empresa y no en las demás, posiblemente con los mismos problemas. Pero hay más al respecto, el Gobierno reitera en los últimos días su disposición contraria al uso de las prejubilaciones en la solución de los conflictos derivados de crisis industriales, aludiendo al altísimo coste económico y social que ello supone. La Junta tendrá que explicar también por que ha asumido en las postrimerías del anterior mandato gubernamental y ante de las elecciones, la resolución de un cierre empresarial en la Bahía de Cádiz precisamente mediante el instrumento de las prejubilaciones.

Es cierto que la impronta política de la intervención no es sólo un problema español y achacable a este Gobierno. La decisión de la Administración USA de intervenir Bear Stearns ha sido sólo el comienzo de la ruptura de la ortoxia liberal, con serias implicaciones para el sistema financiero y desde luego para el bolsillo del contribuyente. El precedente creado justifica ahora nuevas intervenciones en dos compañías hipotecarias. Es verdad que dichas intervenciones han sido practicadas exclusivamente en el sector financiero y nadie puede negar las especificidades y singularidades del mismo, ya que los problemas que pueden llegar a generar van a incidir de forma directa en todos los ciudadanos y convertirse en un problema social de consecuencias impredecibles con la consiguiente alarma social.

Paradojas de la vida, Bush y Zapatero otra vez en el mismo barco. Primero los 900 Dólares y 400 Euros respectivamente como forma populista de inyectar liquidez al sistema. La inquebrantable fe republicana en la desregulación de los mercados en general y del financiero en particular, ha terminado sucumbiendo en los principios del New Deal de Roosvelt, de igual forma que Pepiño Blanco desautoriza a Solbes e insiste ahora en convertir al Estado español en una tremenda inmobiliaria interviniéndolas mediante la adquisición de su cartera de suelo, en lugar de que el mercado haga el necesario proceso de ajuste, que será lo más prudente por eficaz y eficiente.

A colación con el barco, el capitán Zapatero hacía un nuevo presagio de la economía española manifestando que los españoles quieren ir en un barco capitaneado por una oficialía optimista. Ante semejante descripción, Santa María válgame Dios. Pero no, ante un Gobierno anticlerical bajemos a lo terrenal. La metáfora del barco me trae recuerdos que pueden suponer el punto de encuentro entre las dos etapas de gobiernos socialistas. En 1992 se botaba la carabela Santa María encargada por la Junta con ocasión de la Expo 92, botadura supervisada por Luis Yánez, según dicen 'gafe'. La embarcación inició el descenso por la grada ayudada del carro y su casco tuvo su primer contacto con el agua. A continuación se escoró y zozobró. Todo quedó en una anécdota y el ridículo más espantoso que cuestionó la gloriosa imagen naval española. Ahora el presidente del Gobierno se inviste de capitán emulando La Galeona como capitana y guardiana del Juan Sebastián de Elcano, sólo que éste lleva la mejor tripulación que un bergantín goleta pueda llevar, bajo el mando compartido de su comandante y su capitana, a diferencia de la carabela Santa María con deficiente diseño en su estructura y con tempestad azotando el horizonte. Sólo un necio, ignorante e imprudente que no sabe lo que debía, ha decidido iniciar una singladura haciendo caso omiso a las más elementales pautas de comportamiento relativas a la seguridad marítima y por supuesto a las cartas náuticas. Sí la botadura de la Santa María puso en evidencia nuestro prestigio como potencia naval, ahora el presidente del Gobierno al instituirse como capitán pondrá en entre dicho la más alta cualificación de nuestros hombres de la mar.

En Cádiz, de 'papá Estado' sabemos una 'jartá' y así nos va. La política económica que debe enderezar el rumbo de nuestra nave España debe abordar los siguientes aspectos: 1: Control estricto del gasto público. 2: Garantizar la viabilidad del Sistema Pensiones. 3: Rediseñar el régimen jurídico de la negociación colectiva que fomente la productividad y la flexibilidad del mercado de trabajo. 4: Control férreo del diferencial de inflación.