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El solitario

VUELTA DE HOJA No se sabe si fueron las malas compañías las que llevaron a Jaime Jiménez Arbe por los malos caminos. Sólo se sabe que los transitó mucho y que la Policía no logró detenerle hasta que se había convertido en uno de los personajes más famosos de España, junto a Luis Aragonés y José Tomás. El Solitario no debe su nombradía a un juego tan ingenioso como el fútbol, ni a jugarse la femoral, una tarde sí y otra también frente al tótem ibérico, sino a su destreza para robar y para matar. Eso es lo que hay que preguntarse: ¿necesita España este tipo de antihéroes populares? El cojo Mateca y El Dioni fueron en su momento mucho más célebres que el doctor Ochoa. Ningún avezado publicitario hubiera escogido a don Severo para anunciar un producto en televisión, pero hubiera dado cualquier cosa, (siempre la misma, mucho dinero) por conseguir el apoyo propagandístico de los citados mamarrachos antisociales.

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Al llamado Solitario le espera algún tiempo de soledad en 'villa candado'. Está acusado del asesinato de dos guardias civiles, además de una larga serie de robos. Por última vez, el confeso atracador ha comparecido ante los tribunales y no ha desaprovechado la ocasión. Defendió su presunta ideología anarquista y pronunció algunas palabras en árabe. ¿Qué entenderá por anarquismo y por arabismo? El caso es que quien tiene vocación de showman la tiene para siempre. Lo raro es que la pueda hacer compatible con la vocación de asesino.

Conseguir la fama por diversos vericuetos parece ser lo que importa. Fleming no es mucho más célebre que Jack el Destripador, pero entre nosotros adquieren un especial relieve los delincuentes. Parte de culpa nos incumbe a quienes hablamos de ellos. La otra corresponde a quienes les gusta conocerlos y demandan información.