Cartas

Alábate mocordo

La pasada semana leí en LA VOZ un artículo titulado «El Ayuntamiento de Rota amenaza la sostenibilidad de Costa Ballena». Estoy absolútamente de acuerdo con la crítica que en él se hace, sobre todo en lo que se refiere al edificio que albergará los servicios de playas que me parece, no solo de juzgado de guardia, como suele decirse, sino de cárcel inmediata.

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Pero no quiero detenerme ahora en esos aspectos, sino centrarme en otro que se menciona al final del artículo, los famosos discursitos por megafonía del Concejal de Playas. Y quiero hablar de eso porque, a mi modo de ver, el Ayuntamiento de Rota peca, en muchas de sus actuaciones, de prepotencia pueblerina y autobombo trasnochado. Me explico a continuación.

Cuando se creó Costa Ballena, sus promotores tuvieron el buen gusto de bautizar sus calles con nombres alegres y apropiados al lugar, como La del manojo de rosas, Los gavilanes, El pargo, El salmonete, La langosta, La caleta o Nido del Aguila. Solo escapaban de este patrón las Avenidas de Juan Carlos I y Reina Sofía, por razones obvias, la Avenida de José Rodriguez de la Borbolla, supongo que porque la idea de La Ballena se concibió durante su mandato y la Avenida de Carla de Orleans porque el resort se construyó en terrenos propiedad de su familia.

Y en esto llegó el Ayuntamiento de Rota. Primero construyeron un recinto con dos campos de fútbol y lo bautizaron como Instalaciones deportivas Concejal Juan Reales. A continuación, en otra de las parcelas cedidas por el promotor al Ayuntamiento, instalaron un conjunto de pistas de pádel y tenis que denominaron Polideportivo Municipal Francisco Peña Palomeque. En ambos casos, en las puertas de ambas áreas deportivas, se colocaron unas placas, de buen tamaño y acero inoxidable, donde, además de los nombres anteriores, constaba que fueron inauguradas, en tal y cual fecha, por el alcalde de Rota Lorenzo Sanchez.

¿Será que los concejales no cobran sueldo y hay que pagarles con coronitas de laurel?.¿Será que ellos han financiado el costo de ambas inversiones lo que justificaría su paso a la posteridad?.

Entonces, ¿por qué no bautizar estos espacios deportivos con nombres más acordes con el resto del resort como El camarón jugón y La Ballena raquetista ?

Todo esto me recuerda a mi tío Isaías, Isaías Menchaca, hermano mayor de papá, que trabajó toda su vida en la Sociedad Española de Construccion Naval en donde era maestro ajustador. Cuando le jubilaron anticipadamente, a comienzo de los años sesenta, solía pasar pequeñas temporadas en nuestra casa de Madrid pues se llevaba estupendamente con mis padres. A mis dos hermanos y a mi, que éramos entonces muy pequeños, también nos encantaba que viniera ya que era muy gracioso y nos trataba como si fuéramos adultos. Entonces todavía no teníamos televisión y a mi padre le gustaba, durante las comidas familiares, escuchar las noticias de Radio Nacional de España. En aquellos tiempos era muy corriente escuchar por la radio alabanzas desmedidas del régimen y de sus logros. Cuando ésto sucedía, tío Isaías, imitando el gesto de tirar de la cadena del retrete, decía: «alábate mocordo, que el agua te lleva», mientras sonreía socarronamente. Desde aquellos años, cuando alguen en casa se pasa un poco en el autobombo, siempre hay otro que le pone en su sitio soltándole la frasecita.

Y el alcalde de Rota, Gran Visir Dispensador de Honores, ¿será capaz de aplicarse el cuento?