CUARTO DE PALABRAS

La leyenda continúa

Pero me quedo con Nadal saltándose el protocolo y escalando Wimbledon, abrazándose a su familia con la bandera de España y, en su libertad de actos frente al ceremonial, acercándose hasta los Príncipes... Cuando regresó a la silla le temblaban las manos y tenía el llanto en los ojos, contenido... Ése es el carácter del héroe.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se lo contaba el otro día a un amigo en pleno acto jesuítico de jalarnos una bolsa pipas por el Paseo Marítimo: «...esas sensaciones debió tenerlas Urtain cuando dejó dormido a Weiler en la lona y le impusieron el cinturón de los pesados, o Nieto cada una de las doce más una veces que le invistieron de laurel por superar a Eolo, o Fernández Ochoa cuando le dibujó bucles imposibles a Sapporo, áureo sobre níveo, o Szendrei engordando la quimera cadista del no bajarán cuando le paró el penalti al Málaga, o el mismísimo Induráin que cuando coronó el Tourmalet le cedió a Cacaito la victoria de la batalla porque su grandeza fue ganar la Francia entera. (Me miraba embobao... Qué pico escupiendo cáscaras de pipas y palabras.) Eso no se forja sólo con la intención o el talento. Hace falta una fuerza especial... Ése es el carácter del héroe». Le calé, y fuerte, porque ayer me lo encontré y me contaba: «Mira que intención me sobra, y talento tengo, lo que no tengo es dinero. Me armé con la fuerza especial esa y me fui al banco con la bandera del niño, del Cadi; me salté la fila de Espere aquí su turno, entré en el despacho del director, lo abracé, le tiré un beso a una foto que tenía del Rey y me senté en la silla. Me temblaban las manos, pero le pedí el crédito».«¿Y qué?» «Tuve que contener el llanto en los ojos... me dice el tío, Nooo». Por quitarle hierro le dije: «Tenías que haber pedío el ojo de halcón», «Lo hice, y me mandó al carajo... ¿sería por la bandera?» (No sé la leyenda, la vida sí continúa.)