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El culpable del descenso

No fue el penalti que Abraham Paz estrelló en la madera, ni la gestión del Consejo, la actitud de los jugadores, la venta de Lobos o la ineptitud de algunos entrenadores. El jueves, por increíble que parezca, daba la impresión de que la culpa del descenso del Cádiz la tenía este medio y sus trabajadores.

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Entiendo que el cadismo está ávido de noticias positivas después de una temporada repleta de sinsabores. La plata sigue siendo más valiosa que el devaluado bronce, y el pozo de Segunda B es aún más nauseabundo para quienes han catado el elixir supremo de las estrellas hace fechas muy escasas. Pero no, lo siento. No comprendo esa afición malsana de masacrar al mensajero por contar la verdad que no satisface, la que duele y chirría. Es una costumbre más propia de la bárbara Edad Media que del ilustrado siglo XXI.

Aquí nadie se basa en rumores ni habladurías. No se echa el tarot ni se juega uno la credibilidad en una maquiavélica ruleta rusa. No hay locos. La piscina estaba rebosante de agua y ni siquiera hacía falta el flotador de patito.

La receta es bien sencilla: grandes dosis de trabajo en equipo, fe, y una pizca de la suerte necesaria para que el manjar esté sabroso. Así se cocina, al fuego lento de muchas horas frente al ordenador y teléfono en mano, y la presión (e ilusión) de informar a un público devorador de información. El error es inherente al ser humano, todos pueden equivocarse, pero al menos se merece el margen de la duda (o la presunción de inocencia, según parece). Sobre todo, después de haber dado muestras continuas de independencia y objetividad, por lo que se ha pagado un precio altísimo porque, como el petróleo, estos dos valores están por las nubes. Ojalá el Cádiz gane el recurso y se quede en Segunda. Nos interesa a todos. Al cadista, al periodista, al restaurador, al hostelero, al presidente, Pero el deseo no puede cegarnos. La batalla será larga y dura y no se deben buscar enemigos donde no los hay. Un abrazo a todos los compañeros que se han solidarizado, anteponiendo la profesionalidad al deseo más primario. Mañana le tocará a otro. Porque esto es así.

P.D. La buena gente siempre tiene suerte. Un abrazo para Buenaventura (Barcelona), Acedo (Everton) y Férez (Fenerbahçe), que con su profesionalidad y carácter han escalado a los altares. El Cádiz ha bajado, pero ellos no son de Segunda B. Son de primera división.