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La máxima autoridad judicial de Reino Unido aboga por recoger algunos principios de la 'sharia'

El juez de mayor rango en Inglaterra y Gales, Lord Philips, defendió que algunos de los principios de la ley islámica o sharia pueden jugar un papel en el sistema legal del país británico. El magistrado argumentó, por ejemplo, que no hay ninguna razón por la que la legislación musulmana no pueda ser usada en una mediación, pero dejó claro que no se permitirán castigos físicos como el apedrear o el cortar manos. «Aquellos que viven en este país están gobernados por la legislación del país y deben someterse a la jurisdicción de los tribunales de Inglaterra y de Gales».

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Sus comentarios quizá no sorprendieron demasiado a su audiencia -la conferencia se celebró en el East London Muslim Centre en barrio de Whitechapel de Londres- pero ha dejado estupefactos a muchos británicos que no entienden cómo la sharia y las leyes británicas pueden convivir sin que la primera pase por encima de la segunda. La ley islámica se deriva del Corán y de la vida del profeta Mahoma y ayuda a los musulmanes a entender cómo deben vivir. Ningún país occidental la ha adoptado por completo, pero Canadá estuvo a punto de hacerlo y en muchos países no musulmanes, como Reino Unido, hay tribunales islámicos que tratan temas relacionados con los negocios y con la familia -disputas que pueden solucionarse hablando entre las partes con un intermediario-.

Un representante del Consejo Musulmán británico, Inayat Bunglawala, dijo ayer en la BBC que «es importante clarificar que la ley inglesa nos permite usar la mediación» y añadió que «no hay un sistema legal paralelo. Este sistema no puede pasar en absoluto por encima del sistema legal inglés».

Cohesión social

El juez británico piensa que el líder de la Iglesia de Inglaterra, Rowan Williams, fue «malinterpretado» cuando en febrero defendió en otra conferencia que «adoptar una parte de la ley islámica» no sólo podría ayudar a «la cohesión social» de Reino Unido, sino que es «imposible de evitar» que acabe introduciéndose. En ese momento, sólo unos pocos salieron en su defensa y sus palabras pusieron sobre la mesa, una vez más, el debate sobre el modelo multicultural britanico.