TRIBUNA

Lo que Cádiz necesita

La ciudad de Cádiz está en trance de afrontar uno de los periodos más decisivos de su historia moderna: la conmemoración del Bicentenario de la Constitución liberal del 12. Por una parte, se ha previsto con tiempo suficiente, con instituciones creadas para el consenso y la concertación entre las administraciones -Comisión Nacional y Consorcio- y con una serie de inversiones por parte del Estado y de la Junta de Andalucía para mejorar los accesos a nuestra ciudad por ferrocarril con la Alta Velocidad y la Red del Tranvía Metropolitano y la realización del Puente de la Pepa y la modernización extraordinaria del Puente Carranza. También se ha invertido en la rehabilitación del casco histórico y la adaptación de los lugares constitucionales, como el Oratorio de San Felipe Neri y el Castillo de San Sebastián, además de edificios de valor histórico como la Casa Fragela o el Convento de Santa María. Y no es menos desdeñable la aportación que realiza el Gobierno de la nación a la iniciativa urbana de Cádiz para la regeneración de los barrios de la Viña, el Mentidero, el Balón y San Juan. No hay un periodo de mayor inversión pública en nuestra ciudad, y son el Gobierno del PSOE y la Junta de Andalucía los que asumen estas inversiones.

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La iniciativa privada va a llevar a cabo la mayor inversión turística hecha nunca en Cádiz en el Hotel previsto en el antiguo Hospicio, en Valcárcel. El otro aspecto que debe incidir en la ciudad es el nuevo PGOU, un instrumento municipal. Hasta ahora el PGOU ha sido otro elemento publicitario más dentro del amplio paquete propagandístico que tiene como santo y seña el equipo de gobierno. Respecto al PGOU, el grupo socialista del Ayuntamiento ha planteado 100 sugerencias que reflejan nuestro modelo de ciudad. Más viviendas en zonas posibles, no en imposibles, centrar en la entrada marítima y terrestre de la ciudad el lugar de acogida, cultura, turismo, comercio, negocio y ocio. Ese vestíbulo es la gran plaza del mar. La dinamización económica de la ciudad depende de ello, la necesidad de alojar a más personas y familias en viviendas dignas dependía de ello, la reforma anunciada desde hace diez años de la Zona Franca exterior igualmente... y así sucesivamente. ¿A que se ha dedicado el equipo de vobierno este último año? A asuntos que no eran los importantes. Esa es la verdad. La bandera y sus frustrantes izados, las propuestas vacías de otro contenido que no sean la confrontación, las remodelaciones del gobierno municipal, los dulces homenajes a los concejales propios, los ataques personales a los concejales ajenos, las largas maniobras con Baldasano, entre otras. Desde luego, no estaban ni vigilando la casa catalogada de Ruiz de Bustamante que ha sido destruida en su totalidad, salvo la fachada, ni previendo las consecuencias de hacer en los terrenos arenosos coincidentes con los aterramientos del canal de Cádiz garajes subterráneos con la consecuencia de peligro evidente para las personas y los bienes de manera continuada porque ha afectado sucesivamente a muchas familias de Cádiz.

La innovación de esta legislatura ha sido la creación de los distritos. Unos distritos teóricos, sin infraestructuras, ni locales, ni funcionarios adscritos y por tanto sin apoyatura legal ninguna ni arraigo posible en las demarcaciones teóricas realizadas con tiralíneas, sin respetar la naturaleza de los barrios ni su idiosincrasia marcada por problemas diferenciados. La otra novedad de la legisfatura es el encargo del nuevo padrón municipal para demostrar que los gaditanos son unos incívicos y viven escondidos en no se sabe qué cuevas en estado primitivo y sin empadronarse. Criticamos especialmente la literatura que ha acompañado a la realización del padrón. La mala literatura. La amenaza de las multas, la generalización de las críticas injustificadas a los ciudadanos y los ataques absolutamente gratuitos e infundados al IINE. La solución, mañana. Es decir, cuando se termine la realización del padrón y resulte que los gaditanos empadronados sentimentalmente en Cádiz y los empadronados por motivos de escolarización pero que viven en otros municipios son más, y el censo de habitantes de Cádiz será inferior al actual.

No acierto a comprender la autosatisfacción por las realizaciones propias que han sido prácticamente nulas. Las realizaciones y las inversiones han sido las ajenas. La Junta y el Estado son los que están invirtiendo en Cádiz. El Ayuntamiento está incurso en un proceso de destrucción de posibilidades de desarrollo futuro. Y pongo dos ejemplos. Parque Genovés-Santa Bárbara y Canalejas. Es evidente que se podía haber duplicado prácticamente el espacio del Pemán, con una estructura flexible, con posibilidad de ser un espacio cubierto, según las necesidades climatológicas y del espectáculo, y Cádiz hubiera contado con un espacio de carácter polivalente en pleno centro y con el aparcamiento subterráneo que está previsto en la explanada de Santa Bárbara. Un verdadero auditorio, con capacidad suficiente, en tierra firme, con facilidad de acceso, complemento del Palacio de Congresos y cercano al Gran Teatro Falla. El segundo ejemplo es igualmente sangrante. Se está realizando el proceso de ampliar el aparcamiento de Canaleias para un número reducidísimo de plazas, cuando va a haber sobre 1.500 en la Plaza de Sevilla, impidiendo el soterramiento futuro del tráfico en Canalejas y logrando la gran explanada que Cádiz necesita. En ambos casos, cortoplacismo y necesidades de hoy pero no de mañana. La zona de ocio en Puerto América es exterior a la ciudad, está azotada por fuertes vientos casi siempre y alejada del centro del bombón, como nos diría Fernando Quiñones, que es Cádiz, y del atractivo que tiene su disfrute cercano, urbano, cultural y hostelero. Esa opción no es la adecuada desde ningún punto de vista. Mientras no se asuma el proyecto de la Gran Plaza del Mar la plaza de San Juan de Dios estará sin la vida que se observa cada día, en situación de bajo mínimos.

En realidad la gran cosa que Cádiz necesita en esta hora es un cambio de mentalidad en todos porque sería tan beneficioso para Cádiz que las tres administraciones formaran una verdadera coalición institucional. Pero quien ve los plenos de este Ayuntamiento sabe que se antoja bastante improbable, por no decir imposible. Lo que le conviene a Cádiz en esta hora no es cada fotito del 12, sino la gran foto de la oportunidad que es para nuestros conciudadanos que se haga, como le gustaba decir a un gran alcalde, «una política trabada entre instituciones, partidos y personas para la convivencia democrática y para no aburrir a la ciudadanía». Hoy y aquí se echa de menos.