opinión

El Djukic de la Bahía

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Los que tengan buena memoria recordarán a Miroslav Djukic como aquel fino defensa serbio del Deportivo de La Coruña que perdió una Liga (bueno él y sus compañeros) porque no fue capaz de marcar un penalti en el último minuto ante el Valencia. Al bueno de Miroslav, que se hizo un hombre en un país marcado por la dictadura de un tirano, su madre siempre intentaba convencerle de que cada vez que tirara un penalti no lo hiciera muy fuerte para no hacerle daño al portero. El pobre se lo creyó y así le fue ante González en aquella noche aciaga para los gallegos. Le pegó tan flojo que el portero donostiarra del Valencia no tuvo ni necesidad de despejar. Se quedó directamente con el balón. Pero Djukic hizo mucho, pero que muy mucho, por aquel equipo. Es más hasta entonces un servidor no recuerda que hubiese fallado un penalti en mucho tiempo. Dio mucho más de lo quitó, aunque lo que quitó fuese mucho.

El pasado domingo, en el Rico Pérez de Alicante, Abraham Paz tuvo la responsabilidad de lanzar un penalti en el minuto 96 que podía haber dado la salvación al Cádiz. Y lo falló. Lo fácil en estos casos es señalar con el dedo al futbolista. Lo fácil, y permítanme el atrevimiento, lo cobarde también. Jamás una jugada aislada en el fútbol puede utilizarse como arma arrojadiza para calibrar el desarrollo de una temporada. Sólo planteo una pregunta: ¿quién puede ser más culpable, aquel que en su condición humana no convierte una pena máxima en el descuento o aquel que, después de tener todo el tiempo del mundo para meditarlo, es capaz de vender al mejor pelotero del equipo cuando se está a cuatro puntos del ascenso? Evidentemente creo que no hay color.

Paz tiene su parte de culpa pero también la tienen aquellos que han sido incapaces de ganar uno de los últimos ocho encuentros, sus compañeros para que nos entendamos. Es más hasta en la última jornada se ha dado una circunstancia que lo explica todo perfectamente. De los seis equipos que se jugaban el descenso tan sólo uno se enfrentaba a otro rival que se jugaba algo: el Córdoba, y fue el único que no ganó. El resto sí lo hizo. Bueno, todos menos uno. Así era previsible. Ayer oía hablar de Paz y de la crueldad del fútbol. Al portuense algunos lo recordarán como a Djukic. Pero también marcó un penalti en Las Palmas y otro en Jerez. Es uno de los supervivientes de ambos ascensos. No el único.