Alto riesgo

a escalofriante caída sufrida por Jorge Lorenzo en los entrenamientos para el Gran Premio de Montmeló se suma a las señales de alarma que rodean al piloto mallorquín desde que se fracturara en China los dos tobillos. La excepcional segunda posición que alcanzó en Le Mans pese a la gravedad de su lesión fue interpretada como una demostración casi heroica del motociclista, que ha antepuesto su voluntad de proseguir en el Mundial a las advertencias sobre los riesgos que afronta cada vez que sale a pista con las facultades mermadas. La decisión de suspender su participación en la carrera catalana ante la conmoción cerebral sufrida supone un gesto de responsabilidad que no atenúa ni el coraje de Lorenzo ni el fervor que despierta entre la afición. Pero la sucesión de problemas de las últimas semanas interpela también al compromiso de quienes asesoran al deportista para supeditar cualquier otro objetivo a la preservación de su seguridad.