TOTAL DEPENDENCIA. Refugiados sudaneses hacen cola para recibir la ayuda alimenticia ofrecida por Naciones Unidas. / REUTERS
MUNDO

La ONU lanza otra revolución verde

La cumbre de Roma exige levantar las barreras comerciales y potenciar la agricultura de los países pobres para doblar la producción en 2030 La FAO pide 19.400 millones de euros para atajar la crisis de precios

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La cumbre de urgencia convocada en Roma para abordar la espectacular subida de los precios de los alimentos fue ayer de inmediato al grano. La FAO, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, con sede en la capital italiana, pidió 30.000 millones de dólares (19.400, de euros) para paliar las consecuencias inmediatas del problema en al menos 36 países que están al borde del hambre y estallidos sociales. Ésta sería la respuesta para ahora mismo. Pero la receta a largo plazo incide en cómo se organizan las relaciones comerciales en el mundo. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, exigió el fin del proteccionismo y de las barreras comerciales y reclamó un cambio de rumbo en las ayudas internacionales para que potencien la agricultura en los países pobres. «El mundo necesita más comida, la producción debe crecer en un 50% para el año 2030 para cubrir la actual demanda», anunció.

Lo curioso de la actual crisis es que, por primera vez en 25 años, ha dado un argumento económico sólido para volver a impulsar la agricultura en los países pobres, que había sido totalmente relegada por el mundo rico. «Es una oportunidad única», dice la FAO. Como los alimentos están más caros y hay pocas reservas, eso en teoría es bueno para los campesinos. Una de las peores burlas del hambre en el mundo es que lo sufren, de momento y si la situación no empeora, 862 millones de personas, pero el 50% son agricultores y el 30%, pescadores. Es decir, producen comida. La ONU se ha agarrado a la crisis para lanzar una «nueva revolución verde», como ha llegado a decir Ban Ki-Moon, en referencia a la política impulsada entre los años 50 y 70 que causó un espectacular crecimiento agrícola en los países en vías de desarrollo. Aquella revolución tuvo sus luces y sus sombras -por ejemplo triunfó en Asia, pero no en África-, pero lo que vino después fue un recorte drástico de la ayuda internacional para agricultura. Si en 1985 era el 17% del total, en 1995 bajó a la mitad y en 2005 era sólo del 3%. «En los últimos 25 años ha disminuido, en términos reales, un 58% y si la FAO y los países en desarrollo hubieran recibido los fondos solicitados estos años se habría garantizado la seguridad alimentaria», reprochó el director general de la institución, el senegalés Jacques Diouf, en un discurso muy duro. Por ejemplo, echó mano de ejemplos sangrantes: en 2006 el mundo gastó 1,2 billones de dólares en armas, desperdició comida por valor de 100.000 millones de dólares y el exceso de consumo de la población obesa fue de 20.000 millones, según datos de la FAO.

Entretanto, los países ricos se han volcado en proteger sus mercados y, según denunció ayer Diouf, los estados de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que agrupa al mundo desarrollado) gastaron, sólo en 2006, unos 239.400 millones de euros en subsidios a su agricultura. «El problema de la inseguridad alimentaria es político», concluyó. La contraorden está lanzada y la ONU exige «poner fin a las políticas comerciales que distorsionan el mercado», como los subsidios, las restricciones a la exportación y los incentivos a la importación.

La crisis ha destapado los problemas latentes y la de volver a la agricultura, que no era negocio por sus bajos precios, es la consigna. Lo dijeron ayer varios líderes, entre ellos el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y ya es la postura oficial del Banco Mundial, que de este modo reconoce que su política de los últimos años quizá era errónea. Su presidente, Robert Zoellick, dice que hace falta «un 'new deal' (nuevo pacto) para la agricultura» y subirá los créditos en este campo de 2.600 a 3.800 millones de euros.