Cultura

Ian Fleming resucita

Se cumplen cien años del nacimiento del autor de James Bond, el personaje encumbrado en el en el cine, y del que se publica una nueva novela encargada por los herederos a Sebastian Faulks

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Educado en Eton, la misma escuela a la que acuden los chicos de la familia real británica, el futuro de Ian Fleming no parecía estar en las novelas de espías con mujeres guapas de por medio. Pero el padre de James Bond tenía una mente tirando a calenturienta, y en vez de dedicarse a vivir con el dinero y el prestigio de su familia, que era mucho en los dos apartados, se decantó primero por los servicios de inteligencia y luego por contar parte de lo que había aprendido ellos.

Gentleman como su criatura, el 007, Ian Fleming nació el 27 de mayo en Londres, nieto de un banquero e hijo de un parlamentario cuya necrológica la escribió Winston Churchill en el diario The Times. Gracias a sus novelas de la serie de James Bond, y a obras infantiles como Chitty Chitty Bang Bang, Fleming se hizo inmensamente rico y conocido, una condición ampliada por el éxito global de las filmes basadas en sus libros.

Incluso después de su muerte, hace nada menos que 44 años, se siguen publicando nuevas novelas de Fleming, como la que llega hoy a las librerías del Reino Unido. La obra ha sido encargada por los herederos del autor al también escritor británico Sebastian Faulks para celebrar el centenario de su nacimiento, y lleva como título Devil may care (La esencia del mal, en su versión española).

Faulks tardó seis semanas en escribir la obra y de su argumento sólo se sabe que el agente con licencia para matar vive su nueva peripecia en 1967 y persigue a los villanos por Londres, París, Roma y Oriente Próximo.

Custodiado por la Armada

La afición al espionaje le llevó a Fleming a estudiar primero en Austria y luego en la universidad de Múnich para aprender alemán, y más tarde a la universidad de Ginebra para reforzar su francés. Aun así, suspendió el examen de entrada en el Foreign Office, pero supo esperar su oportunidad, que la encontró en la Segunda Guerra Mundial.

Poco antes de que estallara el conflicto, el almirante John Godfrey le reclutó para la inteligencia de la Marina. Entre sus planes figura haber tratado de engañar al nazi Rudolf Hess a través del ocultista Aleister Crowley, supuesto contacto con un grupo prohitleriano. Y también diseñó la operación Goldeneye, un plan de defensa de Gibraltar en caso de que a Franco se le ocurriera invadir el peñón.

Aquellas experiencias le sirvieron como base para sus posteriores incursiones en la literatura. Quizá lo que nunca sospechó fue que el día de su centenario se publicara un libro suyo ni que esta semana se montara en Londres semejante despliegue publicitario. Los siete primeros ejemplares de la nueva novela del agente 007 fueron transportados en el destructor HMS Exeter de la Armada Británica, anclado en el río Támesis, a bordo del cual esperaban Faulks y familiares de Fleming. Al terminar su recorrido fluvial, un Bentley, el coche favorito de Bond, acercó los volúmenes a la librería Waterstone, situada en la calle Picadilly.

Fleming vendió millones de libros y cautivó el gusto literario de personas como John F. Kennedy que ayudó al éxito del 007 al citarlo como uno de sus personajes favoritos. Por cierto, que el libro que más le gustaba al presidente de Estados Unidos, en plena guerra fría, era Desde Rusia con amor.