opinión

Vuelta de Hoja | Dietas de viaje

Los inmigrantes que deciden dejarnos, después del trabajo que les costó venir a hacernos compañía, serán recompensados. El Gobierno pagará el retorno si bien no de forma generosísima, sino como suele. El ministro Corbacho quiere incentivar, que es una palabra horrible, a todos los extranjeros que se queden sin empleo, quizá considerando que con los nativos a quienes la crisis deje en el paro ya tenemos los suficientes.

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Eso de cobrar por ausentarse es bastante nuevo. Mucha gente creía, erróneamente, que la avalancha de desertores del PP se estaba debiendo a idéntico motivo bursátil. No es así. Los que vinieron en la nave de Aznar no percibirán dietas de viaje, incluso pueden compararles con las ratas del barco.

A los que les van a dar toda clase de facilidades es a los que vinieron en cayucos. El Ejecutivo acumulará las prestaciones por desempleo que los inmigrantes hayan generado durante su actividad laboral, que por cierto fue bastante activa.

La política de papeles para todos parece que no ha producido los resultados que se esperaban. O sobraban papeles o faltaban políticos. Además, en este momento lo que más intriga a todos no es el rumbo que puedan tomar los zarandeados inmigrantes, sino el que tome el PP cuando recupere la brújula perdida.

Los supervivientes del naufragio electoral ni siquiera están amarrados a la tabla de la ley del partido, que está discutiendo la manera de llegar a tierra firme.

Álvarez-Cascos pide que se elimine la definición de centro y Vidal-Cuadras pide que la moderación deje de ser el eje y eliminar el término nacionalidades de la Constitución. Como si no nombrar las cosas equivaliese a que no existieran. Lo peor es lo de los inmigrantes. Que Alá, o la Virgen del Carmen, les lleve sin tempestad.