EDUARDO CASANOVA. 'Fidel', en la serie 'Aída', es ya un adolescente de 17 años. / TELECINCO
TELEVISIÓN Y RADIO

Menudos artistas

La legislación regula estrictamente el trabajo de los niños en televisión. «Les protegemos mucho», asegura el director de 'casting' Luis San Narciso

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Carlitos ha pasado de ser niño a un preadolescente en Cuéntame cómo pasó. La vida pasa mientras ruedan también los chavales de Aída, y las niñas Denís y Carlota de El internado ya llevan más de un año de vuelo y de una buena amistad. Los niños actores cada vez son más, no sólo los de las series de televisión, sino también los de los anuncios. En 2005, en la Comunidad de Madrid se tramitaron 1.939 autorizaciones para que pudieran ejercer los niños artistas y esta cifra superó los 4.000 expedientes favorables en 2007. Las distintas Administraciones vigilan que se cumplan todas las normas y no toleran abusos.

El Estatuto de los Trabajadores impide que trabajen los menores de 16 años. Pero la excepción está en los niños actores, que han de contar con una autorización de la comunidad correspondiente, además de estar vigilados por Inspección de Trabajo. Han de trabajar menos de ocho horas, contando como trabajo los descansos de rodaje, tener un cuidador-tutor al lado, contar con dos días de descanso a la semana y aprobar los cursos escolares. Si no fuera así durante dos años, la Administración les retiraría el permiso para trabajar. Además, no deben inmiscuirse en una ficción que perjudique a su formación moral e intelectual. El trabajo ha de ser remunerado y, si los chicos quieren contribuir a la economía familiar, la ayuda no podrá afectar a más del 20% de lo retribuido.

Pocas quejas

Atrás quedan los tiempos de abusos o exploraciones de niños prodigio como Marisol. Actualmente se tramitan pocas quejas y las distintas Administraciones están encima. Frente a las voces críticas que consideran esta labor como una explotación de los niños, Luis San Narciso, todo un descubridor de talentos y director de casting de Globomedia, admite que lo mejor es que un niño no trabaje en la televisión, «pero si lo hacen que sea divirtiéndose y en las mejores condiciones».

¿Qué detecta en un niño a la hora de fichar por él? «Sobre todo le tiene que gustar muchísimo interpretar. Esa es una condición fundamental: verle a él, y no sólo a los padres, entusiasmado por dar vida al personaje. Busco esa frescura, esa verdad, y esa afición por esto, además de disciplina y ganas de estudiar al papel que va a representar. Y que sea todo como un juego, trabajoso, pero un juego». Para San Narciso, es muy importante que los chicos vivan en el plató «como niños que son». Cuando están en el estudio están jugando con la secuencia y, cuando no, siempre tienen al lado un cuidador, la persona que les ayuda a hacer los deberes y cuida de que no estén mezclados con los mayores.

A la pregunta de si son los padres los que presentan a un casting a los niños porque creen que son maravillosos o son los propios niños quienes quieren trabajar en la televisión, San Narciso señala que «hay de todo». «Mucha gente invita a los padres a que presenten a sus niños a una prueba, y hay niños que se nota que les gusta mucho esto, que disfrutan muchísimo».

La mayoría de los peques acaba trabajando mucho menos de las ocho horas que la ley permite. El horario se lleva a rajatabla, aunque no suelen dar muestras de cansancio. «Deben ir bien en el colegio». Ninguno suspende -ni los de Aída, que son adolescentes, ni los pequeños-. De lo contrario, Inspección no les dejaría seguir. Denís -Evelin en El internado- y Carlota -Paula en la misma serie- van al rodaje «encantadas». En la rueda de prensa de la presentación de este título, cuando los periodistas dirigieron una pregunta a Carlota, la niña se puso a llorar de la emoción. «Las protegemos mucho, procuramos que no les hagan entrevistas», matiza San Narciso.