PEREGRINOS. Continúan fieles al lado del Simpecado durante el camino de regreso a Jerez. / JUAN CARLOS CORCHADO
rocío 2008

La Hermandad de Jerez emprende un tranquilo camino de regreso

El frío y la lluvia marcaron una primera jornada de vuelta en la que descendió considerablemente el número de peregrinos respecto a la ida hacia la Aldea

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Los dos minutos que estuvo la Virgen ante el Simpecado de Jerez el lunes se hicieron muy cortos. Supo a poco a todos, pero la Virgen estuvo un año más con los jerezanos en su casa y levantó pasiones e hizo olvidar llevaban un año esperando a que llegase ese momento.

¿Cómo estaba la calle Almonte! Ya decíamos estos días que la conexión de Almonte y Jerez es especial y quizá por eso ese encuentro cada vez es más multitudinario. Los romeros lo saben y no quieren perderse esos instantes, aunque sólo sean dos minutos, porque para el espíritu son eternos. Querrían que no acabasen nunca, pero todo tiene su principio y su final, y así hay que aceptarlo. No obstante, sí se ha notado qu este año todo se ha desarrollado muy rápido, excesivamente rápido para tanta emoción contenida.

La Casa de Jerez se quedó con la miel en los labios tras lo vivido y todo ern abrazos y parabienes por el buen hacer de la hermandad en esta Romería, sobre la que existía cierto recelo por aquello de lo bien que resultó la anterior. En esos momentos de gozo se fueron acercando a la casa todos los jerezanos que estaban en la Aldea para celebrar con los miembros de la Junta los éxitos cosechados. Había mucha algarabía y mucho trasiego de personas que entraban y salían. No faltaron las imposiciones de medallas, como la realizada a la Duquesa de Alba, que quiso estar con el Simpecado de Jerez.

El mediodía del Lunes de Pentecostós desprendía ya olor a recogida y mucho trasiego, porque, aunque la Hermandad de Jerez no iniciaba hasta ayer martes su retorno, la mayoría empezaron a prepararse y a dejarlo todo recogido para comenzar un melancólico camino de vuelta. Suerte que la Virgen representada en su Simpecado va siempre con ellos.

Entrada la tarde, muchas de las hermandades ya se habían ido de la Aldea y alrededor del Santuario se respiraban aires de despedida, ya que todas pasan a saludar a la Virgen y decirle adiós antes de emprender el camino de regreso. Y siempre con la pena de que ese adiós es de un año, todo un año que esperan y desean pase tan rápido como ha pasado esta Romería.

En las casas particulares ocurría lo mismo, unos que se marchaban ya, otros que volvían por el camino y algunos que optaban por quedarse a descansar en la Aldea unos días.

A las once de la noche, cerrando ya el Lunes de Pentecostés, la Hermandad de Jerez se reunía ante el Simpecado para rezar el último Rosario. Hubo mucho fervor y también recuerdos emotivos para Faly Cornejo, fallecida el pasado lunes tras una larga enfermedad. También Ignacio Muñoz, teniente hermano mayor de la Hermandad al que todos desearon un pronto restablecimiento.

Luego llegó el momento iniciar el descanso. Para entonces ya estaba todo listo para a las nueve de la mañana de ayer iniciar la vuelta, de nuevo por el Coto, y regresar a la ciudad.

Ayer se inició ese camino de vuelta. Otra vez había que estar preparados para madrugar y amanecer en parajes de ensueño, en un lugar de convivencia y de oración en común en resumidas cuentas para seguir dándole sentido a la peregrinación. Había mucho movimiento en el patio de la Casa de Hermandad desde muy temprano. Nadie quería dejarse nada atrás y había, además, que ir a despedirse de la Virgen. Así, ante la puerta del Santuario, la Hermandad de Jerez reza la Salve y le dice adiós.

Quedaba así nuevamente el cortejo formado y preparado para, a través de Canaliega, introducirse en el Coto y emprender la vuelta a casa. El tiempo, como los días anteriores, estuvo marcado por un incómodo frío y hasta por la lluvia, que parece que este año tampoco no podía faltar a su cita con el Rocío.

Caminando ya por las arenas se fijó un lugar para el rezo del Ángelus, que en este año se ha efectuado por cuatro hermandades, dos de nuestra Diócesis, Arcos y Jerez, y dos de la Diócesis de Cádiz, San Fernando y Cádiz. Fueron unos momentos emotivos, aunque breves. Y es que había que acelerar un poco el recorrido porque resultaba arriesgado quedarse más tiempo; el frío y el agua podían estropearlo todo.

Proseguía así Jerez su camino en dirección a Palacio. Una breve parada para reponer fuerzas y continuó el camino hacia la La Laguna del Sopetón, lugar escogido para el rengue de almuerzo. De nuevo como en la ida, las convivencia resultó entrañable, aunque se notaba que había menos personas que en la ida.

Después de almorzar, hubo un poco de descanso antes de seguir, siempre con el pensamiento puesto en la Virgen y los días pasados en la Aldea. Tras la nueva orden del alcalde de Carretas, el Simpecado retomó la marcha con buen ritmo y cadencia. Un poco antes de las seis de la tarde se dirigió hacia El Cancelín, donde se instaló el campamento para pasar la primera noche de la vuelta.

Una jornada más, el hermano mayor comenta que todo ha transcurrido sin incidencias de importancia y con la buena noticia de que el querido hermano Rizo ya está en casa. Seguro que la protección de la Virgen no lo abandonará y hará que permanezca mucho tiempo con su gente.

La noche se presentaba para candela y manta porque la temperatura bajaba y los cuerpos lo notaban. Ya quedaba menos para llegar a Jerez.