DEMANDA. Un pequeño, comprando buñuelos.
EL PUERTO

A pie del albero

En el real, muchas son las personas que 'venden' su tiempo para que el resto disfrute de la Feria de Primavera

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La feria no es para todos una fiesta, y es que son muchos los que tienen que trabajar para que los que acuden al real puedan divertirse. Desde los camareros a los taquilleros de las atracciones, pasando por los que venden algodón dulce, todos están casi veinticuatro horas trabajando para que los demás disfruten. Este es el caso de José Luis González, empresario que lleva dos años al frente de la caseta del Partido Socialista. Desde adolescente trabaja en la hostelería, pero desde hace unos años tomó la decisión de convertirse en su propio jefe.

Son muchas las cuentas que este experimentado empresario tiene que realizar para que «tantas horas de trabajo agotador detrás de una barra en la feria sean rentables». Lo primero que hay que hacer, según explica, es desembolsar dinero. Pagar un módulo en la Feria de Primavera ronda los 6.000 euros, a lo que hay que añadir la instalación del servicio eléctrico, que asciende a algo más de 3.000 euros. A partir de aquí, con la caseta ya adornada, hay que comenzar a pensar en abastecer la caseta de productos y contratar personal. Y con toda esta inversión, «no salimos de pobres», como comenta el propio González, que ya casi comienza a pensar en la próxima Feria de Primavera.

Juan López también sabe muy bien lo que es trabajar en feria. Lleva años trabajando en el real como camarero para sacarse un dinero. Le pagan diez euros la hora y aún no sabe lo que ganará cuando finalice la fiesta ya que el número de horas que trabaje «dependerá de la clientela» que vaya acudiendo cada día, «algo totalmente impredecible».

Pero no todos tienen la suerte de contar con un sueldo más o menos establecido. En esta situación encontramos a María, que sin querer dar su apellido, explica que pasa horas sentada frente a los servicios de La Caseta Extremeña esperando que alguien le dé una propina a cambio de dejar el servicio «totalmente» limpio. «Un trabajo muy digno que llevo realizando desde que estoy jubilada porque la paguita que tengo no me da para nada», comenta la anciana. Unos 20 ó 30 euros al día consigue María con los que está un poco más tranquila económicamente durante una temporada.

John Pitter tampoco cuenta con un jornal establecido. Es actor profesional, pero mientras no tiene suerte en la gran pantalla, trabaja como mimo en ferias y fiestas de todo el mundo. Apenas sin moverse, explica que el sueldo depende del día, aunque reconoce que «los andaluces son mucho más generosos que los catalanes o extremeños».

Y no podían faltar los que viven en una caravana y van de feria en feria vendiendo algodones, patatas asadas o hamburguesas, o los que llevan las más divertidas atracciones. Todos trabajan para que el resto disfrute.