ATENCIÓN. Pilar García explica algunas técnicas de interpretación a los alumnos presentes.
Cultura

El aprendizaje del teatro sin escenario ni vestuario

Las clases del Aula Municipal de Teatro se imparten los lunes y los miércoles en el Campus Universitario de Jerez y están enfocadas a la expresión corporal

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En las clases del Aula Municipal de Teatro, que se imparten cada semana en las instalaciones del Campus Universitario de Jerez, no existe escenario. Los 25 aspirantes a actores y a actrices todavía no se suben a las tablas de un decorado ni se enfundan el vestuario característico de algún personaje al que tengan que representar, como suele ser habitual en un teatro. Y es que antes de ensayar el papel de cualquier obra, por pequeña que sea, los alumnos están recibiendo las nociones básicas de iniciación.

El Aula Municipal de Teatro está programado en tres cursos y enfocado como «el ABC del teatro, ya que ahora estamos en la iniciación», asegura Luis Mariano Fau, monitor y miembro de Mediazuela -compañía jerezana a través de la cual se está llevando a cabo este proyecto y en colaboración con la Delegación Municipal de Cultura-.

En el primer año -que aún se está desarrollando-, los profesores Luis Mariano Fau y Pilar García imparten clases magistrales en las que los alumnos están aprendiendo ejercicios de expresión corporal y emocional. «Para nosotros el cuerpo es un todo, partimos de esa premisa. Y es por eso que lo trabajamos al completo, desde el pelo hasta la punta del pie. Debemos saber controlarlo, tanto de afuera hacia dentro como al contrario, de dentro hacia afuera dando paso al estado anímico», explica Fau mientras conduce una clase. Es por esto que «en este primer año, la palabra no la usamos, sólo la voz, y lo hacemos a través de un poema, que los alumnos traen y sobre el que trabajan», continúa. El segundo año, estos aspirantes a actores intentarán trabajar la configuración de los personajes a partir de un texto. Y ya en el tercer curso estudiarán diferentes técnicas teatrales, porque estará enfocado a la representación.

En este sentido, Luis Mariano Fau asegura que «uno de los objetivos que tenemos para el segundo curso es crear una compañía de teatro residente para que los jóvenes puedan representar obras, y que esperamos que sea en la Sala Compañía donde puedan poner en escena su aprendizaje».

Muchos ciudadanos no entienden el teatro sin escenarios, ni maquillaje, ni vestuarios, ni camerinos. Sin embargo, las clases que se imparten en el Campus prescinden de todo esto y comienzan con un calentamiento previo -como cualquier disciplina deportiva-, al que le sigue un ejercicio de relajación para el que los alumnos anteriormente «han aprendido tres o cuatro técnicas con las que relajarse y eligen con la que más cómodos se encuentren». Y este aspecto es fundamental porque «deben saber concentrarse». Posteriormente, desarrollan un ejercicio de estética.

Éste es uno de los momentos más espectaculares de este Aula Municipal de Teatro, porque los alumnos van siguiendo las directrices de Luis Mariano Fau para representar desde una piedra hasta una montaña o un robot. En esta clase, Fau lo tiene claro: sus alumnos se van a imaginar que son un trozo de chatarra. «Algo viejo que está tirado». Pero a alguien se le ocurre crear un robot que va a empezar a moverse por el espacio y, poco a poco, se pondrá en marcha. «Cuando esté de pie comenzará a andar. Ahora sois chatarra, pero a la voz de ya el robot comenzará a tener forma. Todo el cuerpo tiene que ser robot y no se parece en nada a nosotros». Ante estas instrucciones, los alumnos ponen en relieve todas y cada una las nociones de su aprendizaje en expresión corporal. «Todo es robot», sigue indicando. Y así representan su robot sólo a través de la expresión corporal. «Ahora volvéis a ser chatarra», evoca Fau a los presentes para que dejen de moverse como un robot.

«Este año es muy colectivo, para que los alumnos pierdan esa vergüenza y para que se arropen», explica Fau. Para que esto se cumpla, cada semana un alumno lleva a clase un juego popular porque «lo que queremos es que se pierda el corte sin olvidar que sois niños», les pide Luis Mariano Fau. Estas clases se completan con indicaciones para aprender a controlar la voz a través de la vocalización, la respiración, los resonadores (nasal, frontal, gutural y pectoral) y el sonido. Así es como deben saber reflejar diferentes estados de ánimo: tristeza, nostalgia, alegría, pena y enfado, entre otros. Y la clase concluye con la improvisación. «Ellos imaginan que viven en la Edad de Piedra, Edad Media, y año 3012 -en el caso de esta clase- y a modo de una pequeña obrita la ponen en práctica frente a sus compañeros».