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Biba Viviana

Los prescriptores de lo políticamente progresista, con muchos trienios de «abajo firmantes» de manifiestos, han decidido que a Bibiana ni tocarla. Para ellos representa la quintaesencia de todo lo bueno y puro que queda en política y cualquiera que la critique merece ser lapidado, a galerazos por supuesto. Bibiana Aido no es ni mejor ni peor, ni mas buena ni mas mala, es mujer y joven y ambas cosas gustan y ZP, que ha reinventado a McLuhan, lo sabe y por si el voto joven se le cabrea a cuenta de las hipotecas o del paro, les ha hecho un guiño nombrando una ministra de su generación.

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A Burgos, admirado vecino de patio, lo están machacando. De poco le han servido tantos años de andalucismo militante y tantos miles de artículos geniales, ha llamado «modistilla» a la ministra, y por ello va a ser fusilado: al menos que sea al amanecer junto al busto de Paco Alba. Es lo que tiene no ser de izquierdas y escribir en ABC, las imprudencias se pagan muy caro y con Burgos ha habido que esperar mucho, muchísimo pero al final se le ha cogido en un renuncio y la artillería afín, sobrada de talento, lo ha dejado irreconocible.

Para mí que esto no es una cuestión de género, sino de poder. Creo que tantísimo Don Quijote que ha salido en defensa de Dulcinea Aido, se ha cegado y ha trompicado. Felipe González dijo una vez: «a mí nadie me cesa a un ministro», Aznar afirmó en su momento «a los ministros los nombro yo». Y ZP que no pudo decirlo en su primera legislatura, lo ha dicho con hechos en la segunda: aquí mando yo. Al PSC crecido tras los resultados, se lo ha dicho a través de Carme Chacón, ¿queréis un ministerio? Pues hala, Defensa para que una vez a la semana pueda gritar con entusiasmo «viva España, viva el Rey» y de regalo, prórroga a Magdalena Álvarez. Si nadie había nombrado un ministro tan joven y además mujer, ZP lo ha hecho, para que nadie dude quién manda.