Bibiana Fernández.
BIBIANA FERNÁNDEZ ACTRIZ

«En el amor ya no quiero ser cárcel, sino puerto»

«Lo mejor del Baile de la Rosa fue tener que explicarle a Lagerfeld la estética de Paco Clavel»

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Locuaz y extrovertida, Bibiana Fernández es lo que se dice un bombón como entrevistada. Recién llegada de Montecarlo, del famoso Baile de la Rosa, la más alta musa de Almodóvar se desplazó el martes a Zaragoza para desfilar en la pasarela Extravaganza de L'Oréal Professionnel con un aflamencado peinado de Lorena Morlote, de los que hacen época.

-Tiene una melena envidiable.

-El ondulado es lo único natural. Todo lo demás es artificial. Yo creo mucho en lo artificial. El artificio bien aplicado al mundo de la imagen te permite fantasear.

-Y en eso es usted maestra.

-No me queda más remedio que recurrir a todos los trucos. De hecho, en una charla de peluquería, valga la redundancia, me surgió este trabajo para mostrar la nueva coloración de L'Oreal Professionnel.

-¿Le gustan las charlas de peluquería?

-Me gustan las charlas, en general. Yo hablo hasta con un cajero automático. Voy a sacar dinero y le hablo al cajero, directamente.

-¿Qué pintaba la Movida, tan rompedora, en Mónaco?

-Ojo, que Carolina fue muy rompedora. Bailaba en Studio 54 y fue musa de Warhol.

-¿Quién le piropeó más, Alberto?

-No. A mí me tocó más de cerca el matrimonio de Ernesto y Carolina, y me sorprendieron por lo cultos, brillantes, encantadores, guapos, elegantes... A él no le vi esa fama de perverso que le atribuye la prensa del corazón. Me pareció divertidísimo y muy atento. Cada vez que yo sacaba un cigarrillo, el señor Hannover me lo encendía. Me pareció un anfitrión perfecto. Y ella, exactamente igual. En un momento hablamos de Chavela Vargas y de cuando su madre hizo cine con Ricardo Montalbán en México. Carolina está en todo. Hasta se fijó en que un bailarín llevaba el pantalón demasiado corto.

-¿Qué fue lo más divertido?

-Para mí, cuando tuve que traducirle al señor Lagerfeld la estética de Paco Clavel: quién es, por qué viste así... Quedó encantado. Estaban todos muy hambrientos de diversión.

-Cambiando de tema, la veo muy cauta con su novio, Hussein.

-Claro, porque las relaciones, más allá de la alegría que nos aporten, duran lo que duran. Y una es más consciente de eso cuando ya tiene una edad.

-¿Le aporta algo distinto Hussein?

-Todos los hombres de mi vida son distintos y yo he sido una mujer distinta. Ahora mismo reacciono de otra manera ante el amor. Lo necesito menos. Antes era como un faro que iluminaba mi vida. Pero ahora quiero ser puerto y no cárcel. No quiero ser la que decida cómo va a moverse la persona con la que vivo. Quiero que me elija y que el tiempo que pasemos juntos tenga buena calidad, más que cantidad.