EL COMENTARIO

La política tan veleidosa

En la vida política -la comedia política, dicen- todo es extremadamente volátil y mudadizo. Comienzas la jornada encumbrado y el menor incidente te deja a los pies de los caballos. Por eso son tan crueles las especulaciones sobre quien dejará de ser ministro y quien obtendrá ministerio cuando Zapatero decida formar gobierno. Una masa efervescente de ambición política y pasión está en disposición de encauzarse hacia la fama o hacia el casi anonimato. Lo saben quienes no lograron ser ministros por una leve circunstancia o vieron que candidatos de menor peso maniobraban mejor y ganaban la partida. En pocos días sabremos cual es el gobierno que Zapatero presenta en la Zarzuela.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La política es tan veleidosa porque, entre otras cosas, vive de las percepciones de la ciudadanía. Ahora penetra la percepción de crisis económica y eso es lo que habrá. El gobierno entrante hará los gestos que crea oportunos pero la realidad reclama que posibilite un clima macropolítico en el que los negocios puedan realizarse con soltura y dinamismo. No hay otra clave para el crecimiento. Flexibilizar el mercado laboral, contener el gasto público, reducir la presión fiscal: son operaciones que, según la experiencia más a mano, casi nunca cuando una crisis desacelera la economía. La evidencia es que las previsiones de crecimiento están siendo de cada vez más a la baja. Un aumento del paro retrotraería la sociedad española a estados de ansiedad que ya se habían olvidado. Entramos en fase de turbulencias.

Para entonces habremos presenciado la caída del primer ministro irlandés, Bertie Ahern, al haber sido acusado de recibir pagos secretos por parte de unos empresarios en los años noventa. Eso venía rodando desde hace tiempo pero Ahern es un político muy espabilado y la vida pública irlandesa también tiene características muy propias. En su partido, el Fianna Fail, ya hay precedentes de corrupción en la figura de Charles Haughey, un primer ministro con notable rostro. Ahern no ha conseguido convencer a la opinión pública. Pero lo cierto es que la república de Irlanda lleva veinte años de prosperidad económica, al haber sabido aprovechar su pertenencia a la Unión Europea y los cambios tecnológicos.

Un proceso de experiencia tan intensa como son las elecciones presidenciales norteamericanas también abunda en factores de veleidad aunque por ahora solo esté en fase de primarias, en el caso de los demócratas, porque los republicanos ya saben que su candidato a presidente será John McCain. Para los republicanos es un regalo caído el cielo que Obama y Hillary Clinton se estén despellejando entre ellos para obtener la nominación. Considerando el promedio de las encuestas más recientes, Obama está en un 45.4 por ciento y la senadora Clinton en un 42.26. En la confrontación de ambos con McCain en las actuales circunstancias, McCain va un 0.4 % por delante de Obama y un 0.2 por delante de Clinton. ¿Llegarán Obama y Clinton a la convención demócrata de agosto en empate técnico? Les faltan diez primarias pero ya circula la hipótesis del empate.

La falta de precedentes incrementaría la veleidad del momento. Al final, lo aleatorio siempre pesa mucho. En 1960, Nixon hubiese ganado de no haberse televisado los debates. Quien sabe como habrían ido aquí las elecciones del 9-M sin mentarse dos veces la niña de Rajoy.