AFECTADO. Andrés padece una discapacidad auditiva y visual. / TAMARA SÁNCHEZ
Jerez

Denuncian a los antidisturbios por agredir a un joven con minusvalía

La familia asegura que los agentes le propinaron un golpe sin mediar palabra El chico, de 18 años, continúa asustado y no entiende lo que ha ocurrido

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La jerezana Ana Gálvez no termina de salir de su asombro, y continúa con el miedo en el cuerpo tras el episodio que vivió su hijo Andrés el pasado sábado 29 de marzo, coincidiendo con la celebración de la Motorada. Como ha relatado a este periódico, los hechos ocurrieron a eso de las 19.00 horas en la avenida Blas Infante, donde el joven, que tiene 18 años y sufre una minusvalía auditiva y visual, paseaba para disfrutar del ambiente que se respira en la ciudad durante esos días. De repente, según su madre, aparecieron cuatro camiones de antidisturbios dispuestos a dispersar al grupo de gente allí congregado, cuyo número tampoco terminaba de ser demasiado llamativo.

«El niño sacó el teléfono móvil para grabarlos, y en ese momento tres policías se bajaron de los camiones y uno de ellos le tapó la cara con el escudo y le dio un rodillazo en el muslo». Como ha explicado Ana, Andrés comenzó a levantar los brazos y a pronunciar sonidos ininteligibles, por lo que los agentes se apartaron de él de inmediato. «Se ve que se dieron cuenta de que es sordo, y lo dejaron. A lo mejor antes de pegarle le advirtieron que se apartara o algo parecido, pero él no pudo oírles». El chico llegó muy nervioso a casa contando lo ocurrido, por lo que sus progenitores no dudaron en acudir a la Comisaría, a interponer la correspondiente denuncia.

«Fuimos al médico y nos dieron un parte de lesiones. Él lo que tiene es un moratón, pero no se trata de la gravedad del golpe en sí, sino del ataque de ansiedad que ha supuesto para él. Cuando fuimos a Comisaría nos querían convencer de que el niño simplemente se encontraba en el lugar inadecuado, pero eso no es excusa, no le tienen que agredir de ninguna manera, porque eso es atentar contra la libertad de las personas». Las secuelas psicológicas que el incidente ha provocado en Andrés son evidentes, ya que el joven continúa con su vida normal, pero con un cierto miedo que aún no ha desaparecido.

«Han humillado a una persona con minusvalía, y él sigue preguntando que por qué le han pegado, y tiene mucha vergüenza de que lo hayan hecho en la calle y le haya visto todo el mundo. No paramos de decirle que esté tranquilo, que él no ha hecho nada malo». La familia del chico afirma ser consciente de que la denuncia formal no va a llegar a ninguna parte, pero al menos defienden su derecho al pataleo y a contar lo sucedido. «Yo sé que no va a servir de nada, pero al menos que se sepa públicamente. Nadie puede agredir al primero que se cruce en su camino, sea quien sea».

admontalvo@lavozdigital.es