EN FORMA. Personas que participan en las clases de natación para mayores de 65 años en la piscina del pabellón Ciudad de Cádiz. / MIGUEL GÓMEZ
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Un estudio demuestra que el ejercicio sirve para reducir el consumo de fármacos en los mayores

Las personas que hacen deporte de forma regular toman menos medicamentos para la artrosis, el colesterol y la hipertensión arterial Los beneficios empiezan a notarse a partir de los dos años de actividad

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La salud es el tema que más preocupa a las personas mayores de 65 años, incluso por encima de la situación económica. La elevada prevalencia de enfermedades cardiovasculares y endocrinológicas como la diabetes, además de factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol y la obesidad, hacen que estas personas incrementen con la edad el número de fármacos que consumen a diario.

Unos hábitos de vida saludables influyen en la duración de la vida sin enfermedad y discapacidad, ya que la actividad física puede ayudar a retrasar la aparición de numerosas patologías. La práctica de ejercicio continuado sirve para reducir el consumo de medicamentos en los mayores.

Estas son algunas de las conclusiones principales que se extraen de un estudio elaborado por Juan de Dios Beas Jiménez, especialista en Medicina del Deporte, que obtuvo recientemente el grado de doctor por la Universidad de Cádiz (UCA) con su tesis titulada El ejercicio físico como moderador del consumo de fármacos en la tercera edad.

Este trabajo fue elaborado durante cuatro años cuando Beas Jiménez trabajaba como médico en el programa que desde 1998 desarrolla la organización Efimeva en colaboración con el Ayuntamiento de Rota y la Diputación Provincial en esta localidad de la Costa Noroeste gaditana. Se trata de una actividad que impulsa la práctica deportiva en las personas mayores, cuenta con seguimiento especializado y con un registro pormenorizado de los datos médicos de los participantes. Las sesiones, en las que se pone en marcha una rutina de ejercicios elaborada por un licenciado en Educación Física, se imparten tres veces por semana en el pabellón municipal o en el paseo marítimo de Rota. En ellas se trabaja la resistencia aeróbica, la fuerza muscular y la movilidad de las articulaciones con ejercicios de intensidad moderada.

La idea de analizar el consumo de medicamentos en esta población partió de este programa piloto. «Les hacíamos reconocimientos médicos completos y vi que comparando determinados parámetros el consumo de fármacos permanecía estable, cuando lo normal es que aumente de forma exponencial a estas edades», señaló el autor del trabajo.

Sin embargo, cuando empezó a indagar en el tema comprobó que la bibliografía que existía al respecto era escasa y no estaba actualizada. No existían estudios que demostraran esos indicios y creyó conveniente dedicar su tesis doctoral a investigar la relación entre deporte y consumo de medicamentos en los mayores de 65 años.

Lo primero que hizo fue seleccionar un grupo de 25 personas entre los 265 participantes del programa de ejercicio físico de Rota, para comparar más tarde su evolución con un grupo de control de otras 25 personas de las mismas características y el mismo ámbito social, pero que no hacían ningún tipo de actividad deportiva. Estas fueron elegidas de forma aleatoria entre los pacientes de Beas Jiménez en el centro de salud Rota Médica. Artrosis, hipertensión y colesterol fueron los problemas más frecuentes en ambos grupos.

Variables analizadas

El estudio analizó la edad, el sexo, el peso, la talla, los antecedentes patológicos, el número y el tipo de fármacos consumidos por día y el coste de los tratamientos. Con los historiales médicos de los participantes y los controles anuales que se realizaron, el autor del trabajo pudo demostrar que el ejercicio físico regular contribuye a mejorar el estado de salud de las personas de edad avanzada y les ayuda a regular el consumo de fármacos.

La media diaria de medicamentos tomados fue superior en el grupo de los inactivos durante los cuatro años que duró el estudio. Empezaron con 2,52 fármacos al día y llegaron hasta los 5,92. El grupo de los que hacían ejercicio de forma regular logró frenar ese incremento y mantenerse estable en los 2,52 medicamentos de media diarios. Los fármacos para el control de la hipertensión y los antiinflamatorios son aquellos en los que se nota una mayor diferencia entre ambos grupos, de lo que se deduce que la artrosis y la tensión arterial experimentan una mejoría considerable con el deporte, que sirve también para prevenir la pérdida excesiva de masa muscular y la densidad ósea que se producen con el paso del tiempo. En pacientes diabéticos, el ejercicio regular facilita el mantenimiento de unos niveles adecuados de glucemia y en aquellos que sufren hipercolesterolemia contribuye a controlar la circulación de lípidos en sangre.

Sin embargo, para que los efectos de la actividad física se traduzcan en una mejora apreciable del estado de salud es necesario que la práctica sea continuada durante periodos de al menos dos años, según demuestra el trabajo del doctor Juan de Dios Beas.

Lo que resulta más difícil de demostrar mediante estadísticas son quizás los beneficios psicológicos y sociales de la actividad en los mayores, pero las experiencias de los especialistas en medicina deportiva constatan que el ejercicio mejora las funciones mentales y el equilibrio psicofísico, y ayuda a reducir los trastornos de depresión y ansiedad. Las alteraciones del sueño, que son muy frecuentes a partir de los 65, también pueden llegar a desaparecer mediante la práctica deportiva regular.

rheredia@lavozdigital.es