CHARLETAS GADITANAS

Bendita playa

E l pasado domingo, aún sin llegar la primavera, nuestras playas fueron tomadas por una gran cantidad de personas, ávidas de tener ya un cuerpo bronceado para lucirlo en las próximas ferias y fiestas que se avecinan. De esa forma se ensalza más la belleza de nuestras mujeres.

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Me acuerdo cuando en aquella época pasada cualquiera era el guapo que le decía a sus padres que el Domingo de Ramos se iba a la playa a bañarse. No te dejaban ir ni a pasear por el Paseo Marítimo. Ese domingo estaba destinado a ir a la iglesia a recoger el ramo de olivo o la palma bendecida para colocar en el balcón durante todo el año. Otra de las costumbres de aquellos tiempos era que ese día había que estrenar algo de ropa. También era un día señalado para vestir a los chavales de pantalón largo, síntoma ya de próxima mayoría de edad.

Lo de bañarse en estas fiestas era difícil de meterle en la cabeza a los padres. Había que convencerles de que para ir a la playa no había que asomarse al almanaque para ver la fecha, sino al balcón para ver la temperatura. Ellos contestaban que antes de ir a la playa tenía que ser verano, tomar el purgante de rigor, ser el 16 de julio (día de la Virgen del Carmen), darse 15 baños seguidos... Y, por supuesto, uno no podía bañarse en día de Santiago por aquello de que las mareas de ese día eran muy peligrosas; yo, francamente, no me acuerdo de que ese día hubiera pasado algo en Cádiz.

Por eso, siempre digo que bendita sea la playa y la libertad de la que hoy disfrutamos -y que nuestros jóvenes saben disfrutarla-. Y por eso digo siempre que hoy se vive infinitamente mejor que antes.