UNIDOS. Juan y Rosario, junto a sus dos hijos, después de la devolución de la custodia del mayor.
JEREZ

Aarón ya está en casa

Juan y Rosario recogen a su hijo pequeño después de tres años de lucha judicial por recuperar la custodia

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Papi!». Esta única palabra, pronunciada por el pequeño de cuatro años Aarón Toro, al abrazar a su progenitor, ha puesto fin a tres años de lucha de una pareja jerezana por recuperar la custodia de su hijo, en manos de la Junta desde que tenía 15 meses. Fue la primera palabra que pronunció al ser devuelto por los servicios sociales de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social a sus progenitores, Juan Toro y Rosario Barrera, que no pudieron evitar la emoción al ver avalanzarse a Aaron sobre su hermano de 15 meses para darle un beso.

Para la pareja, este encuentro es «el final de un calvario» del que culpan en exclusiva a la Junta de Andalucía. Sin embargo, su historia no es sencilla. «Rosario acababa de salir de la cárcel por un delito contra la salud pública que había cometido hace ya varios años. Yo estaba sin trabajo y no teníamos vivienda, pedimos una casa en alquiler a Bienestar Social y nos mandaron a un albergue, pero allí no podíamos estar con un crío de 15 meses». La tensa situación les llevó a una discusión en la calle y a ser acusados por la Policía Local jerezana de malos tratos «y de haber tirado al niño al suelo», hechos de los que luego fueron absueltos. «Los propios testigos de la Policía negaron que hubiera tirado al niño», circunstancia que ha pesado en la sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz, la cual ha revocado la declaración de desamparo que consiguió la Junta a raíz del incidente.

El juez señala en la resolución que de aquel caso sólo se probó que los progenitores «fueron observados discutiendo con su hijo Aaron a escasa distancia» en brazos de un tercero. El magistrado recuerda en el fallo que con anterioridad al incidente «no se ha acreditado que exista una situación grave reiterada de desprotección o desatención». La estabilización de la pareja -ambos cuentan con un trabajo y un domicilio estable- ha contribuido a que el magistrado haya devuelto la guarda y custodia a la madre, aunque con la condición de que los servicios sociales supervisen que estas funciones «se desarrollan con normalidad». Desde la Consejería de Igualdad declinaron dar su versión del caso, recordando que en los casos de menores «la ley impide comentar los detalles para salvaguardar al menor».

Rosario no puede ocultar su felicidad por tener a Aaron de vuelta, tras dos años en un centro de menores y seis meses con una familia de acogida. «Nadie ha confiado en nosotros. Nadie. Y yo tenía que ver a mi hijo una hora cada 15 días», lamenta. Juan no descarta demandar a la Junta y pedir daños y perjuicios por los tres años perdidos. Pero, de momento, les basta con llevar a Aarón al zoo y a ver a sus abuelos, a celebrar su cumpleaños, que fue el día 5, y a instalarlo en su habitación. Le esperan una montaña de dinosaurios y una varita de Harry Potter. «Es lo que más le gusta», sonríe Rosario.