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Movimiento de sillas tras el 9-m

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igue el bombardeo de las encuestas. La avalancha de datos, barras y gráficos resulta insoportable. Todos los días aparece un nuevo sondeo capaz de anunciar el resultado final de las votaciones o puntuar, como si fuera un examen, la gestión de los candidatos. Sin embargo, ninguna de las encuestas habla del estado mental o cardiaco por el que pasan algunos cargos de confianza en las vísperas de las elecciones. Me refiero a esos puestos de libre designación que nombra el partido de turno cuando llega al poder y que forman esa espesa corte de directores provinciales, secretarios, delegados, asesores, periodistas y presidentes de organismos que nadie sabe para qué valen. Son cargos y sueldos que están pendientes del resultado de las urnas y cuyos titulares andan ahora con cierto dolor de barriga ante los resultados tan ajustados que arrojan las encuestas. El cargo peligra. Si Zapatero no logra mayoría absoluta y tiene que pactar es lógico que el mapa de cargos de la Administración central en la provincia sufra retoques. Igual que si gana el PP. Están llamados al cambio, por ejemplo, el subdelegado del Gobierno, Sebastián Saucedo, y es más que probable la aparición de nuevas caras en la presidencia de la Autoridad Portuaria y en la de Zona Franca, ocupadas ahora por reconocidos socialistas como Barra y De Mier. Los sondeos dan una bajada a Manuel Chaves en la Junta, pero mantiene el tipo. No obstante, los resultados y las ganas de renovación marcarán el cambio en los despachos provinciales de la Junta. Así, su delegado del Gobierno en Cádiz, Gómez Periñán, tiene papeletas para salir zumbando, igual que el delegado de Educación, Manuel Brenes, el de Obras Publicas, Pablo Lorenzo, o incluso la titular de Innovación, Angelines Ortiz, una persona que, dado su mutismo, no ha existido durante la crisis de Delphi. Son socialistas de primera en primera línea.