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Como la vida misma

Llevo una temporada pensando lo que soy. Vengo estudiando con detenimiento que somos los andaluces dentro de este extraño país que dice llamarse España. Muchas veces lamento como somos, granero de votos para partidos centralistas, eternas promesas incumplidas, fácilmente manipulables y con una gran clase media apática y conformistas. Pero la historia de nuestra tierra andaluza me enseña periodos de esplendor: la Atlántida, Tartessos, la Bética Romana y Al Ándalus. Periodos dorados donde los andaluces éramos admirados, envidiados y estábamos en el punto de mira de todo tipo de invasiones y conquistas por aquellos que miraban con recelo nuestro buen vivir. Éramos de todo menos apáticos y conformistas. Es posible que más de quinientos años de explotación de los recursos, incultura y sumisión al terrateniente haya convertido a la sociedad andaluza en lo que somos actualmente, una sociedad de muertos de hambre que con un bocadillo mitinero empuñamos una bandera de color rojo y vendemos nuestro voto, nuestra voz y el futuro de nuestros hijos por un puñado de las mismas promesas de siempre.

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La sociedad española ve Reality Shows como Supervivientes y Operación Triunfo, en nuestra televisión andaluza vemos El Cortijo de 1907 y La Copla. Un cortijo irreal, ya que faltaba la imagen del cacique. Mantengamos los tópicos andaluces que de esa forma perpetuamos la apatía y el conformismo y de esa mísera manera el clientelismo. El inmovilismo de esta sociedad nos mantiene en los últimos lugares en educación, renta media y empleo. Pero no parece que a los andaluces nos importe mucho.

Políticos sin escrúpulos son el mal de Andalucía en una autonomía a la deriva con un electorado cautivo sin una alternativa que el chavismo o el señorito de gomina y olor a ante. Después de pensar y sentir, como buen andaluz, he llegado a la conclusión de que Andalucía es una nación sin rumbo y a la deriva.

Si nos comparamos con gallegos, catalanes, aragoneses, vascos y canarios, no hemos avanzado y ellos sí, en todos los sentidos. La razón es que los últimos gobiernos españoles han tenido que tirar de partidos nacionalistas para gobernar y a cambio han sacado, cada uno múltiples beneficios para su tierra. Nosotros no tenemos nacionalistas en Madrid.

Está claro que si queremos que Andalucía salga de esta trampa, debemos colocar a nuestros políticos en Madrid. Es necesario que haya nacionalistas andaluces en el Congreso de los Diputados. Hoy en día siguen existiendo esos caciques que dominaban al pueblo andaluz, hoy están en Madrid y Sevilla, son políticos y a través de la información manipulada por televisión se encargan de que nada cambie, que nada nuevo haga renacer la ilusión de un pueblo que ya no existe, el andaluz.

Ángel C. de la Torre Puerto Real