DEL PUENTE A LA ALAMEDA

Biblioteca pública provincial

Qué biblioteca más grande y más guapa!» Esta exclamación, que lanzó una niña de cinco años, al entrar en el patio en compañía de su profesora y de los compañeros del Colegio Carola Ribed, define con precisión la grata impresión que me ha producido la visita a la Biblioteca Provincial. Dejo a los lectores que elijan entre las diferentes imágenes que expliquen, con claridad y con fuerza, la variedad y la riqueza que nos ofrece este recinto situado en la Avenida Ramón de Carranza. ¿Almacén, museo, templo, farmacia o teatro? Porque, en mi opinión, este centro, dirigido y animado por esa vitalista directora, María José Vaquero, con la colaboración de un equipo de entusiastas y cualificados técnicos, nos ofrece, un servicio libre y gratuito para que alimentemos nuestro espíritu, para que curemos nuestras dolencias íntimas y para que disfrutemos con la imaginación y con todos los sentidos. Les aseguro que de allí he salido contagiado de la pasión lectora de María José.

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He llegado a la conclusión de que quien no se decide a leer, sólo puede aducir una razón: que no le da la gana; porque aquí tiene a su disposición los libros, los periódicos, los disquetes, los videos, los CDs y los DVDs que le apetezcan sin que le pidan nada a cambio. «Ni siquiera -dice Yolanda Montes- es necesario que traiga una foto para que le entreguemos un carné: todo es gratis».

Es posible que, igual que la niña, usted se sorprenda cuando descubra esa serie de actividades que allí se organizan para animarnos a la lectura y para que aprendamos a extraer de los libros esas sustancias mágicas que nos proporcionan energías que, además de ayudarnos a examinar, a digerir y a vivir nuestra propia vida, nos sirven para que descubramos nuevos mundos y para que nos relacionemos con personas insólitas con las que, unas veces, nos identificamos o con las que, otras veces, discrepamos.

Si Mari Paz Bolaño recorta papeles, hace casitas, cose trapos e inventa juegos para que los niños se familiaricen y se diviertan con los libros, Gustavo Suárez coordina el Club de Lectura en el que los adultos leen y releen, interpretan y valoran las obras que, de manera concensuada, ellos mismos eligen. Las diferentes campañas desarrolladas durante todo el año tienen como finalidad proporcionar razones, medios, espacios y tiempos para que todos los ciudadanos, de cualquier edad y de cualquier nivel cultural, descubran ese placer íntimo, creciente y expansivo de la lectura; para que le extraigan a los episodios en apariencia anodinos esos jugos deliciosos que tanto nos alivian, nos animan, nos vivifican, nos tonifican y nos divierten. Porque, efectivamente, el gusto literario -igual que el paladar-, es una facultad que nos permite disfrutar a condición de que lo eduquemos. Ésta es una manera gratificante de ensanchar nuestra capacidad de sentir, de evocar, de pensar y de soñar.

Esos libros son -pueden ser- unos amigos fieles que allí nos esperan dispuestos a acompañarnos, a llenar nuestros tiempos vacíos, a sugerirnos preguntas y a responder a nuestras inquietudes. Son unos reflectores que nos ayudan a descubrir el sentido de la vida, nos acercan a la libertad verdadera; son motores de superación personal y mecanismos impulsores de cambios saludables y de ilusiones nutritivas; son lazos que liga el pasado con el presente y con el futuro e, incluso, son remedios terapéuticos que nos sirven para reconciliarnos con nosotros mismos y que nos empujan, amigablemente, a luchar para no ser presas prematuras de una muerte inevitable. Los libros, no sólo reflejan, analizan, descubren, denuncian y modifican nuestras representaciones de la vida, sino que también pueden transformar la misma vida.