REGRESO. La actriz vuelve a Cádiz con la obra 'Ay, Carmela'. / L. V.
VERÓNICA FORQUÉ ACTRIZ PROTAGONISTA DE 'AY CARMELA'

«Cuando hay algo lleno de verdad y amor permanece para siempre»

La actriz protagoniza esta noche en el Teatro de Chiclana la obra 'Ay, Carmela'

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Dice que no le gusta quejarse. Lo deja claro adelantándose con carácter a cualquier pregunta que se le pueda plantear sobre las zancadillas que da la profesión. «A mí lo que me gusta es agradecer». De vitalidad arrolladora, personal voz dulce y sabiduría escénica, Verónica Forqué (Madrid, 1955) es y seguirá siendo parte de la historia del cine y el teatro español. Ahora, la actriz se encuentra de gira interpretando un «papel muy especial», Carmela, la protagonista de la famosa historia de Sanchís Sinistierra que esta noche pondrá de nuevo en escena en el Teatro Moderno de Chiclana.

-Ay Carmela es una historia de supervivencia que se desarrolla durante la Guerra Civil, Usted la protagonizó en su estreno, y ahora vuelve a hacerlo después de 20 años, ¿qué es lo que hace que esta obra no tenga fecha de caducidad?

-Pues que es maravillosa. Cuando hay algo lleno de inspiración, de verdad, de poesía, humor y de cierto misterio y el escritor lo ha hecho todo tan bonito, permanece para siempre, se hace eterno. Es una obra que nunca se quedará polvorienta.

-¿Qué diferencia hay entre la Verónica Forqué del estreno del 87 y la de ahora?, ¿qué le ha dado con los años a Carmela?

-Han pasado veinte años y a mí me han pasado muchas cosas como a cualquier persona. Espero ser mejor actriz de lo que era entonces. Siempre he tenido presente la idea de mejorar. Ahora siento una experiencia, una Carmela, más plena, más completa y feliz. Pero eso, mejor que decirlo yo, lo tiene que notar el público.

Narros, «un padre»

-Es la tercera vez que trabaja bajo la dirección de Miguel Narros, ¿qué le aporta este maestro de la escena?

-Es alguien muy cercano. Siempre digo que en muchos aspectos me recuerda a mi padre. Eso es bueno porque me transmite ternura y además me comprende muy bien. Me gusta su manera de ver las cosas, su sentido del humor, y sabe mucho de teatro. Hay que preguntarle: ¿qué obra no has montado?, porque ha hecho casi todo y algunas varias veces. Es un gusto trabajar con él.

-¿Cómo logra que en una obra una persona pueda llorar de risa pero, a continuación, se entremezcla de emoción o pena?

-El mérito está en la obra. Santiago Ramos y yo subimos al escenario siempre con la ilusión y las ganas de hacerlo bien, y eso influye. Es importante que el público vea nuestra energía encima del escenario. También creo que ayuda la buena química que hay entre los dos. Pero, sobre todo, el efecto que produce la obra sobre el público, que vaya directa al corazón, es mérito del autor. Da igual que la hagas en Chiclana, que en París que en Medina del Campo, que la gente la recoge con la misma ilusión. Eso me da mucha felicidad.

-Precisamente con esta obra pudo entonces hacer gira, ahora repite. ¿Cómo vive un actor la desaparición y la inauguración de escenarios?

-La inauguración de nuevos espacios nos hace mucha ilusión siempre. Cada vez hay más amor e interés por el teatro. España ha cambiado mucho desde que se estrenó esta obra. Llegó el socialismo y se notó mucho y empezaron a hacerse nuevos teatros. Ahora nos siguen llamando para inaugurarlos. Eso nos encanta.

-Existe la sensación de que ahora hace menos cine, ¿se debe a que está más centrada en el teatro o a qué selecciona más sus apariciones en la gran pantalla?

-Un poco de todo. Ahora he hecho una película que se llama Enloquecidas y que se estrenará en el Festival de Málaga con Concha Velasco y Silvia Abascal. He hecho cosas pero es verdad que en este momento estoy más volcada en el teatro.

-El otro día Javier Bardem dedicó su Oscar a las sagas familiares de cómicos, ¿cómo lo ha sentido usted siendo miembro de una saga de artistas y cómicos?

-Mi padre fue director de cine, mi madre, cómica durante años. Cuando por la mañana vi en el periódico el Oscar de Javier me entró mucha alegría. Me dije: cojo el teléfono y lo llamo. Pero, pensé, no; primero: no tengo su teléfono y segundo, mejor más adelante, así que llamé a su madre. Me encantó lo que dijo y lo guapo que estaba.

malmagro@lavozdigital.es