VUELTA DE HOJA

Barba Azul y Cía

Entre funeral y funeral se hacen estadísticas de mujeres asesinadas por sus maridos, sus parejas, sus amantes o sus acompañantes en el sentimiento. ¿Somos los españoles más bestias que quienes residen en otras latitudes? El crimen pasional se da en cualquier sitio, ya que la pasión, o el transitorio estado de apasionamiento, es algo universal. Hablamos de índices de frecuencia y la segunda pregunta es por qué estamos batiendo la plusmarca en violencia de género. No se pueden descartar factores económicos, pero tampoco educacionales. Un equivocado sentido de la propiedad hace que muchos asesinos aduzcan como disculpa eso de «la maté porque era mía».

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No creo que se deba sólo a una insuficiencia legislativa esta macabra asiduidad. Tampoco al consumo de alcohol o drogas. Hay en España 1.500 policías destinados a proteger a mujeres maltratadas, pero quizá no se trate sólo de aumentar su número, sino de disminuir la cantidad de maltratadores. Claro que la legislación tiene agujeros, pero lo que hay que conseguir es que no se utilicen como fosas comunes. No es posible asignarle un guardián de plena dedicación a cada pobre mujer golpeada y amenazada por el salvaje con el que haya decidido vivir mientras la muerte los separe. Sobre todo si se tiene en cuenta que ese momento, que es inevitable para todos, va a decidirlo él.

Ya lo sabemos casi todo acerca de la edad de los asesinos y de las asesinadas. También de las comunidades donde más abunda este tipo de separación traumática. Lo que no sabemos es por qué matan los que matan. ¿Acaban con la vida de la otra persona porque se les ha roto la suya? Quizá tampoco lo sepan quienes asesinan y algunos descubran, como en el tango, que no sabían que la querían tanto. También el desamor tiene razones que la razón no conoce. Ni los juzgados..