CONSTRUCCIÓN. La plaza de toros, antaño solitaria, está siendo rodeada por nuevas edificaciones de viviendas.
Jerez

La calle más torera y redonda de Jerez

La calle Circo ha estado vinculada siempre con la Fiesta Nacional al ser el lugar donde se han dado toros desde 1840

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La calle revivió ayer el ambiente que tuvo hace años, y volvió a encontrarse consigo misma. Los toros regresaron al coso de la calle Circo y desde el mediodía el ambiente se hizo presente en los alrededores. «Antes de los toros, sobre la una y media de la tarde, hemos montado unos bares en la calle para degustar las mejores tortillas de camarones de España», señalaba Juan Hueso, que forma parte del equipo que ha organizado el festival de Toros y Mantillas que se celebró ayer con fines benéficos en la jerezana plaza de toros.

Estamos en la calle más redonda de Jerez. Proviene, etimológicamente, del término latino Circus, que significa círculo. El redondel lo forma la plaza de toros, y, según comenta un vecino que anda buscando el coche a la altura de la calle Conocedores, «esto tiene la forma de un chupachups».

Se acordó este nombre a propuesta del concejal José María Moliné, en sesión de 10 de febrero de 1840. Un año antes, en 1839, se constituye una sociedad o junta que decide edificar la primera plaza de toros en ese lugar. El 7 de junio de 1840 se inaugura el coso con una corrida de toros de José Saavedra, tomando parte los espadas Francisco Montes Paquiro, Gaspar Díaz Lavi y Antonio Ríos. La plaza ya era un polígono de dieciséis lados, forma que todavía conserva la actual.

Incendios

Destruida en apenas cuarenta y cinco minutos como consecuencia de un incendio en 1860, se reedifica en 1872, inaugurándose el 29 de abril del mismo año con una corrida en la que se lidiaron toros de la ganadería de Juan López Cordero y con la terna formada por Antonio Carmona Gordito y Manuel Fuentes Bocanegra. De nuevo aparece el fuego en el año 1891 y destruye la plaza. Se vuelve a reconstruir una nueva dotándola de la contrabarrera de la que carecía la anterior, conformando un diámetro de ruedo de 107 metros. Esta nueva plaza se inaugura el 2 de agosto de 1894 lidiándose toros del marqués de Villamarta por los espadas Rafael Guerra, Guerrita y Francisco Bonal, Bonacillo.

Dicen que aquel día de la inauguración no se cabía de gente en Jerez. Había despertado tanta expectación el estreno de la nueva plaza, que muchos aficionados se quedaron en la calle sin entrada. Del barrio de la Albarizuela llegaban los coches de caballos con los matadores, acompañados de las correspondientes cuadrillas. Eran tiempos de toros, de tabancos de medio tapón y de bullicio de arrumbadores cuando las bodegas eran un auténtico motor productivo y económico en la ciudad.

De esos tiempos poco queda. Por no quedar, ni tan siquiera están los gruesos árboles que en las tórridas tardes de toros aplacaban el calor de los aficionados antes de entrar en la plaza. Ahora aparece un solar un tanto desértico. En la parte frontal de la puerta principal de la plaza siguen todavía algunos cascos de bodega. De aquellos tiempos dorados para el sector del vino apenas ha quedado nada. Bodegones ruinosos con proyectos inacabados. La cosa ha venido decreciendo hasta el punto de que uno de los cascos de bodega se usa actualmente para guardar los coches de la Policía Nacional. Bodega convertida en cochera y en lavadero de zetas.

Dos partes

A un lado de la plaza de toros, se encuentran los famosos azulejos que rememoran lo que significó la corrida Concurso de Ganaderías de Jerez. Para el mundo del toro, este acontecimiento era lo que en la actualidad puede ser el Gran Premio de España de Motociclismo para el mundo del motor. Justo enfrente de los azulejos está el restaurante Tendido 6. Afamado lugar para comidas con decoración taurina que, desde 1960, lleva ofreciendo a jerezanos y visitantes la gastronomía más auténtica de la zona.

Al otro lado de la plaza se encuentra en plena construcción un gran edificio que ya va tomando cuerpo y forma. Desde la taquilla de la plaza de toros no existe preocupación alguna. Allí está Pepe Bellido que es el representante de la empresa propietaria de la plaza. «Dicen que desde el ático del piso se podrán ver los toros sin pagar un duro. Lo que más me preocupa es que van a estar en la zona de sombra. O sea, que, para colmo, ni les va a dar el sol», comenta con cierta gracia el señor Bellido. Pepe pertenece a esa casta casi extinguida que son los taurinos de antes.

En la parte que une a Circo con Zaragoza, se encuentra la zona más comercial de la calle. Allí estaba el taller de vulcanizados de Paco Sanz. Hace ya unos meses que se fue de allí a un parque empresarial.

Los que perviven

A los lados, están los vecinos más antiguos de la calle Circo. Se trata de la familia Marín y su empresa de transportes y grúas. «Estamos aquí desde el año 1982. Ya somos los más veteranos en la calle Circo», comenta Miguel. Su abuelo comenzó en la calle Escuelas con un taller de bicicletas. Ahora son los decanos de la calle del redondel.

Enfrente, Hipisur; negocio que abre la calle puesto que lleva a gala ser el número uno. «Ya la equitación no es una cosa de minorías ni de élite. Ahora el que quiera puede tener un caballo. España está llamada a ser una de las potencias mundiales de este deporte», afirma Nicolás Martino entre los premios conseguidos por él en muchos concursos de completo montando purasangres.

Atrás quedaron las ovaciones cerradas que el recuerdo todavía trae de vez en cuando por la calle Circo. Parece escucharse el eco del toreo vertical de Manolete, de Belmonte o Joselito en su presentación como torero en Jerez. No existe una calle más torera, más redonda y más sonada. Jerez torea en un escenario ocre al que todos llaman calle Circo.