CHICAGO. Obama vota en una escuela elemental. / AP
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El voto de los latinos de Nueva York y California, decisivo en el 'Supermartes'

Veinticuatro estados norteamericanos votaron ayer las primarias para decidir los candidatos republicano y demócrata que competirán por la Casa Blanca

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Más de la mitad de EE UU votó ayer en las primarias para elegir a los dos candidatos que se disputarán la Casa Blanca en noviembre, pero entre esos 24 estados (22 por partido) se encontraban 7 de los diez que más población hispana tienen.

Al cierre de esta edición aún no se conocía quienes de los aspirantes demócratas y republicanos lidiarán por la presidencia norteamericana, dada la diferencia horaria con Estados Unidos y de los 24 estados entre sí.

Para Barack Obama, el afroamericano que tendrá que superar las tensiones raciales de los ghettos para llegar a la Casa Blanca, estas elecciones no son una lucha entre blancos, negros o latinos, «sino entre el pasado y el futuro». Quizás por eso costaba tanto ayer en Nueva York encontrar a hispanos que hubieran votado por él, a no ser que se mirase entre los menores de 30 años, cantera de Obama.

En este grupo estaba Iran Rivera, de 29 años, que se enamoró del discurso del candidato de la esperanza desde que le oyó hablar en contra de la guerra en la Convención Demócrata de 2004.

Sus amigos también votaron ayer por él, «el domingo en la superbowl no hablábamos de otra cosa», contó, pero entre ellos había pocos hispanos. «Los latinos votan por Hillary porque les gusta Bill Clinton», explicó.

Rivera fue el único latino de los consultados ayer por esta periodista a la salida de dos colegios electorales del Alfabet City que se decantó por el senador de Illinois. Eso, sin contar el voto de Blanca Galindo. «Me gusta más Hillary, pero he votado por los dos, como dan tantas opciones...», replicó tranquilamente la puertorriqueña. Su papeleta tendría que ser declarada nula, pero la interventora de su colegio electoral, otra puertorriqueña, aún no veía motivos para ello. «Aquí se cuentan todos los votos», insistía.

Y es que la batalla podría ser entre el presente y el futuro, pero las clases sociales también cuentan, y no es ningún secreto que la mayor parte de los 18.2 millones de electores hispanos se encuentran todavía entre las más desfavorecidas.

Su voto era especialmente importante en Nueva York y California, los dos estados que más delegados asignan en el Supermartes, pero también en Arizona, Colorado, Nuevo México e Illinois. Clinton contaba con ellos, después de que el 59% de los hispanos de Florida y el 65% de los de Nevada se inclinaran por ella, frente al 30% y el 20% que obtuviese Obama en esos estados.

Hillary vota temprano

La ex primera dama votó temprano cerca de su hogar neoyorquino, y luego se hizo una ronda de entrevistas en las principales cadenas de televisión que le dieron su última oportunidad de publicidad gratuita para la jornada. Obama hizo lo propio en Chicago.

Ambos esperaban celebrar allí la victoria de los estados en los que viven y a los que representan en el Senado, pero la larga jornada mantuvo el suspense hasta el cierre de urnas en California, donde la mitad de los votos se habían depositado anticipadamente y por correo en las semanas previas.

Allí se la jugaba sobre todo John McCain, que aspiraba a sellar la contienda, pero sólo si el respaldo de Arnold Swcharzenegger pagaba los dividendos esperados. Su rival Mitt Romney necesitaba desesperadamente frenarle allí y en Massahusetts, donde fue gobernador. Tan convencido estaba McCain de su victoria que este fin de semana estará en Alemania para participar en la cubre de la OTAN, pese a que las primarias continúan en Estados Unidos.

Ocho de los estados no repartían el voto republicano, sino que adjudican todos los delegados al ganador, lo que facilita el desempate.