Opinion

Egipto: un cambio calitativo

El gobierno egipcio, con rapidez de reflejos, supo cancelar ayer in extremis su condición de agente americano-israelí en el cierre de Gaza a cal y canto y ordenó a sus fuerzas de seguridad que no impidieran el paso de decenas de miles de palestinos al país desde la franja. Al más alto nivel y desde El Cairo, llegó la orden de permitir la entrada masiva de palestinos a través de grandes huecos abiertos al amanecer en el muro por comandos palestinos que lo volaron en buena parte y con maquinaria pesada retiraron los cascotes. Ya el martes se había advertido una fuerte presión física de jóvenes palestinos, pero la Policía, según sus hábitos, recurrió a disparos al aire y el uso de porras para disuadirlos. Hubo, pues, un cambio de actitud que es políticamente relevante. El Ejecutivo egipcio sabía que se preparaban marchas pro-palestinas animadas por los Hermanos Musulmanes, un centenar de los cuales fueron arrestados en El Cairo. Es seguro que, ante los hechos consumados y sintiendo un desafío políticamente inmanejable, el gobierno se resignó: soldados y policías organizaban el tráfico y nada más mientras los comerciantes vendían de todo y se esperaban más mercancías desde el cercano aeropuerto de al-Arish. Es difícil calibrar desde la lejanía lo que significa este cambio, literalmente impuesto desde la opinión a un gobierno que no se deja imponer nada y que estaba siguiendo al dictado el papel que le asignan sus socios en el cierre de Gaza y el combate contra el islamismo político. Pero aún le queda sutileza y sentido de la supervivencia y no es imprudente ver la mano del general Omar Suleimán, el intocable jefe de la Inteligencia egipcia, siempre a cargo de los asuntos palestinos.

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Así pues, la grave decisión de Israel de cerrar la franja e infligir un castigo colectivo a sus habitantes, podría ser nada en términos prácticos, suponiendo que los egipcios mantuvieran la nueva situación en Rafah, lo que no es seguro. Por lo demás, tal vez los palestinos, que también hacen política con buen olfato táctico, reconsideren el asunto de los cohetes caseros Kassam y devuelvan a una cierta calma un complejo statu quo que, de momento, favorece la imagen egipcia.