Opinion

Dimitir

Posiblemente este verbo de la tercera conjugación sea el menos conjugado del mundo, mas cuando se conjuga, normalmente se utiliza para exigir la dimisión de los demás y no para hacerlo en primera persona. Generalmente un político es muy, pero que muy difícil que dimita; o lo cesa su propio partido casi siempre por corrupto -muy pocas veces por incompetente-, o hay que botarlo masivamente en las urnas para librarnos de él.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los políticos desconocen el verbo dimitir, porque ellos tienen muy claro que trabajan por y para los demás, aunque muchas veces se vean en la desagradable obligación de tener que subir los impuestos primero y subirse los sueldos después. Ellos están siempre pendientes de nosotros para que no nos falten mecheros, abanicos, camisetas, agendas, llaveros, bolígrafos, etcétera. Que no nos falte de ná, es su principal dedicación. Existen políticos con gran repercusión mediática y que, independientemente del partido al que representen, gozan de la simpatía del electorado.

Estos grandes líderes, cuando se dan cuenta del poder que obstentan, no tardan en exigir más y más poder bajo la amenaza de dimitir, lo mismo que los terroristas; que amenazan con matar si no se cumplen sus exigencias. Parece increíble que muchos políticos hayan tardado más tiempo en redactar sus programas electorales para las elecciones municipales que en olvidarlos.

Todos esos proyectos que con tanto entusiasmo nos mostraron y para los que pidieron nuestro apoyo, ya no les interesan porque ahora tienen otros de mayor calado y envergadura. En los más de treinta años de vida democrática, he visto a muy pocos políticos que hayan dimitido. Sin embargo, he visto a muchos que los han echado, pero nunca he visto a nadie decir que a lo mejor dimite dentro de dos meses.

Y es que el célebre y gran torero cordobés Rafael Guerra, Guerrita, tenía muchísima razón cuando dijo: «Hay gente pa tó». Y sobran don Rafael, y sobran.

Expósito Sailor. Barbate