LUCES Y SOMBRAS

La derecha descentrada

Desde hace tiempo, los analistas políticos pronostican, con machacona insistencia, que la formación política que preste más atención a lo que suele calificarse como centro económico, político y social tiene bastantes posibilidades de ganar las próximas elecciones. La verdad es que no descubren la pólvora porque desde que se instauró la democracia eso siempre ha sido así.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El centro se nutre, principalmente, de una clase media en expansión que rechaza las actitudes radicales y extremistas y otorga su confianza a quienes consideran capaces de desarrollar políticas basadas en la moderación y en el realismo. Un ejemplo, no lejano, nos confirma el peso específico del centrismo en la política española. Cuando el PP gana las elecciones en 1996 con una mayoría relativa necesita, para poder gobernar, pactar con los partidos nacionalistas que encarnan el centro derecha (PNV, Ciu y CC). Estas circunstancias le obliga a sacrificar parte de su programa y a poner en marcha políticas que se ajustan más a las aspiraciones del conjunto de los ciudadanos. No le fue mal. Ese aparente sacrificio en aras de lo que significa el centro político dio sus frutos. En las elecciones que tienen lugar en el año 2000 consiguen la mayoría absoluta. Pero tal vez porque la memoria de los políticos es muy frágil o porque el triunfo obnubiló las mentes de los dirigentes del PP, el caso es que olvidan con inaudita celeridad las verdaderas causas que les lleva al poder. Es a partir de entonces cuando la crispación se instala en nuestra sociedad y la convivencia política entre los españoles se hace más complicada. El alejamiento de los postulados centristas unido a mala gestión del 11-M les hace perder las elecciones del 2004.

Como los seres humanos son los únicos que tropiezan en la misma piedra parece que los dirigentes del PP no aprenden la lección y caen en el mismo error del pasado. Al rehusar la candidatura de Gallardón, que representa en el seno del partido las virtudes que se atribuyen al centro y además demuestra, reiteradamente, que cuenta con la confianza de muchos madrileños, cometen una grave equivocación que puede costarle un serio disgusto en las elecciones de marzo. El propio Fraga ha declarado que es una mala noticia. El revuelo mediático generado en torno a los que algunos llaman factor Gallardón diluye como un azucarillo en el agua el factor Pizarro. El fichaje del antiguo presidente de Endesa, y la defenestración, en su día, de un moderado catalanista, como es Joseph Piqué, tendrá para el PP un reflejo negativo en los resultados electorales de Cataluña. Es posible que el PSOE también sufra un desgaste por los problemas relacionados con el AVE y los trenes de cercanías.

La no inclusión en la lista de Cádiz de Arias Cañete, brillante parlamentario con una cabeza bien amueblada, podría restarle votos al Partido Popular en la provincia.