LA GLORIETA

Los políticos y sus apreturas

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agamos un repaso a las fórmulas que nos aplicamos para llegar a fin de mes sin que te cuelen en la lista de morosos. Aparcar hasta verano las depilaciones de ingles -total, el bikini está cogiendo polvo en el armario-. Utilizar la insulsa llamada perdida para que sean los otros quien se gasten los cuartos en facturas. Es recomendable no abusar de esta técnica, sobre todo, si queremos decirle a la otra persona que nos acordamos de ella -chicos, eso es tremendamente cutre-. Cambiar el chopped de lata por el jamón york de primera. Decirle a tu zapatero que coloque una nueva tapita a tus tacones divinos, de los que siempre escondes su cuna de mercadillo; ya sé que hay que aguantar la cara del zapatero implorándote que no le pidas milagros. Convencer a tus hijos de la necesidad de recuperar antiguos juegos como el escondite, el tejo o las chapas; obviando eso sí, que tu paga extra se esfumó tras la estela de la Wii que le trajeron los Reyes y no hay dinero para jueguecitos. Directamente, deja de fumar: le das una alegría a este Gobierno de abstemios y ganas en salud y calderilla. Dale vacaciones a tu coche y recurre al golpe de calcetín para ir a patitas a todos lados; si vives en la Bahía, ármate de paciencia y reza por que una huelga de transporte no te deje tiradita en una parada. Y si te sobra peso, una dieta no sólo adelgaza tu cintura sino también tus deudas. Podría seguir, pero veréis que me quedan escasas líneas para acabar esta columna y aún no he mencionado lo obsceno que me parece que Arias Cañete o Esperanza Aguirre aseguren que les cuesta llegar a fin de mes sin apreturas. Hacer esas declaraciones en un país de mileuritas, es ganas de inflar narices. Prueben señorías a vivir como un gaditano medio, y sin perder la sonrisa como nosotros, y verán cómo engordan sus huchas. ¿Podrían?